EL ARTE DE LA PINTURA
EN LA NUEVA GUADALAJARA
Hemos abordado algunas cuestiones sobre la Antropología Estética Contemporáneo Tapatía desde los objetivos del Museo de Arte Moderno diseñado por Jaques Herzog y Pierre de Meuron en dos líneas fundamentales: La Antropología Estética , es decir la belleza del hombre antes que los objetos, los objetos de la sociedad de consumo que han desvalorado y olvidado al hombre, esa antropología enfocada principalmente a la belleza de la mujer ante la poderosa industria de los cosméticos y sus modas y por otra tenemos la Estética Ambientalista o Ecologista, el Museo frente al ecosistema extraordinario de la Barranca dándole la espalda a la ciudad y a lo urbano, la humanización y naturalización del arte, una línea hacia el interior del hombre y otras hacia el exterior de las ciudades, proyecciones que delinean el estilo del arte en Guadalajara en el tiempo y el espacio según las estaciones y ritmos de los calendarios en que está inspirado el Museo.
Esta antropología Estética la hemos definido según las características genéticas propias de cada raza y teniendo al modelo neoliberal a la muñeca Barbie como estilo inspirador de la belleza de la mujer alentada por la revolución y liberación femenina, por ello la teoría del arte ha de resolver las nuevas esclavitudes a la que es sometida la mujer bajo los conceptos de belleza, lo bonito y lo nuevo, la belleza de la mujer como plenitud sexual transformando a la mujer en un simple objeto sexual, por ello la antropología estética tiene una misión liberadora de la mujer, la belleza de la mujer como centro de su universo y que es el principio mismo de su comportamiento y su psicología y el factor mismo de su desgracia ya que la vejez marchita como flor su esplendorosa belleza y da entonces una formidable batalla con máscaras cosméticas para luchar contra el monstruo terrible de la vejez cubierto de arrugas y de canas mientras que la muñeca barbie a pesar de pasar de los 50 años permanece eternamente bella e igual, estas guerras o batallas femeninas son unas de las peores tragedias de las mujeres modernas liberales y revolucionarias, por ello el arte replantea el concepto de la belleza de la mujer y tiene el arte una misión social y antropológica evitando con ello las discusiones estéticas ociosas.
La antropología estética mexicana lucha por la definición de su rostro reflejado en el movimiento indígena en Chiapas cubiertos sus rostros con pasamontañas, oculto por lo mismo el rostro de la belleza de la mujer mexicana en densas e impenetrable selvas o bien las mexicanas en las ciudades o selvas urbanas con máscaras o pasamontañas cosméticas queriendo ser como la muñeca Barbie.
El Arquitecto tiene mucho de filósofo porque tiene un conocimiento muy amplio del mundo, del hombre, de las ciudades, ese conocimiento lo ordena, sintetiza, planifica y lo concretiza. Así un arquitecto puede edificar una catedral o templo y conoce por lo mismo aspectos teológicos, proyecta un auditorio para música y debe de conocer de orquestas y de acústica, un hospital y debe saber del cuerpo humano, un estadio, un mercado, una plaza, un parque, etc. Sin embargo al construir un Museo de Arte se edifica una casa para sí misma, la arquitectura como parte de las bellas artes como la literatura, música, pintura, escultura, danza, etc. Por lo mismo el Museo de la Barranca en Guadalajara cimienta con profundidad la teoría del Arte Contemporáneo en Guadalajara y nos introduce a una serie de reflexiones y evaluaciones críticas sobre la misión de la arquitectura, siendo el tema muy amplio podemos trazar tan solo bosquejos o líneas preliminares de la filosofía del arte tapatía. Ya en este sencillo documento de 1300 páginas que da inicio con la clausura simbólica y real de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara por retrógrada y obsoleta hemos abordado algunas cuestiones sobre la Arquitectura y los graves problemas de las ciudades modernas que nos orientan a una nueva visión arquitectónica.
Un tema fundamental sobre el Arte en Guadalajara es la relación entre la Arquitectura y la Pintura, lo podemos ver especialmente en Orozco, en el Hospicio Cabañas, la imagen del hombre cósmico tapatío , la relación estrecha e inseparable entre la arquitectura y la pintura , lo mismo lo vemos con el arquitecto Barragán, la sencillez de las formas, austeridad y misticismo y la expresión de los colores mexicanos que plasman nuestro carácter, no es un carácter racional o reflexivo sino más bien intuitivo celebrativo , el color mexicano que es en sí una celebración de la vida y que Orozco lleva el color rojo a su máxima expresión, el hombre de fuego, las ciudad de las rosas, transformando al hombre tapatío en un sol ardiente que ilumina y purifica y se vuelve la fuerza de la vida, es el sol del calendario azteca en que se inspira el modelo del museo , tiempo y espacio que nos lleva a nuestra herencia prehispánica y a su vez como máquina del tiempo nos lleva hacia el futuro, un tiempo no conceptual abstracto, sino un tiempo astronómico que une en armonía las esferas del hombre y del cosmos, el espacio geométrico y el trazo de las ciudades, el tiempo y las estaciones hermanadas con el hombre, un misticismo de armonía del hombre con el cosmos que forjan el hombre cósmico tapatío a partir de la arquitectura y la pintura, la relación entre el calendario azteca y la cúpula del Cabañas en sus coincidencias geométricas y conceptuales de la cultura mexicana.
En este misticismo del hombre y la naturaleza desechamos la monumentalidad de la arquitectura que han opacado y minimizado la presencia del hombre, la arquitectura se ha deshumanizado, ha perdido su escala humana, el arte de la arquitectura es encontrar al hombre como lo hace Orozco en el Cabañas.
Necesitamos ante los graves problemas y crisis de las grandes ciudades no una arquitectura estética sino una Arquitectura Ética que cuestione nuestros delitos y crímenes urbanos, una arquitectura sencilla y sobria donde el objeto arquitectónico no oprima o aplaste al hombre, lo niega o divida en clases y poderes sino más bien los una y reconcilie la polaridad entre el oriente pobre y el poniente de los ricos en Guadalajara , este Museo Moderno nos lleva a la estática, al fin de la ciudad ante un abismo que limita el crecimiento de la ciudad que nos obliga a la contemplación en un mundo de prisa, el silencio ante la ciudad ruidosa, la negación de la sociedad de consumo en los objetos desechables ante el objeto del arte que trasciende, la reflexión contemplativa sobre el hombre y la naturaleza, sobre el pasado y el futuro, la filosofía del arte y la estética, la relación entre lo bello y lo bueno, el Museo es una ventana y una puerta hacia el futuro teniendo ante sí un profundo abismo, son los abismos de las ciudades al futuro, de la Nueva Guadalajara.
Juan Ángel Peña Enríquez
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