domingo, 8 de marzo de 2015

352.-COMALA Y DETROIT MICHIGAN

COMALA Y DETROIT MICHIGAN

   Comala en Pedro Páramo es un pueblo abandonado, fantasma, ilustra con colores negros y sombras la emigración del campo a la ciudad, Detroit en Michigan al igual que Comala es una ciudad  fantasma, en decadencia y ruinas, cementerios de fábricas, quizá sea la primera ciudad industrial abandonada, en ella solo se escuchan murmullos, quejidos, susurros, lamentos, en la Ciudad del Motor solo se escucha el viento  y las nubes  de polvo que cruzan los grandes ventanales rotos de la fábricas Ford, Chrysler, General Motors y miles de fábricas que hicieron posible la era del automóvil, el imperio y la dictadura que se ha apropiado de la ciudad y de las calles y que marca los ritmos de la economía mundial, los precios del petróleo, la contaminación, el ruido y el cambio climático, el llamado calentamiento global.
 Los sueños de la revolución industrial   que acelera y destruye ciudades y hombres, es esta la novela de muerte industrial, huesarios  y cementerios de autos, los muertos que entierran a sus muertos.
  México tiene una atención especial para la muerte desde los tiempos prehispánicos, el Mictlán, el mexicano se ríe de la muerte, los vemos en Posadas, en las catrinas, luego más perfeccionado en la novela de Pedro Páramo, esa herencia nos permite interpretar la cultura de la muerte de nuestra sociedad de consumo instantánea y desechable.
  Hemos de ver en lo anterior que la riqueza de la literatura Latinoamericana no se ha de quedar encerrada en aspectos novelescos  sino que ha de dar el paso hacia la profundidad filosófica y teológica, entendiendo eso de profundidad como una responsabilidad ha  de interpretar y dar respuesta a las angustias y problemas del hombre de nuestro tiempo, por ello la literatura latinoamericana ha de ayudar a interpretar la cultura del mundo y su realidad y no sea entonces esa literatura algo mágico e ilusorio, demos esos pasos iniciales.
  A inicios de la revolución industrial se prometían grandes y fantásticas ciudades, las grandes industrias ofrecían la felicidad, el paraíso de las grandes ciudades  y Detroit es el ejemplo.
  Ahí se establecieron las más grandes empresas automotrices, la ciudad experimenta un gran desarrollo, progreso y modernidad, a mediados del siglo pasado tenía dos millones de habitantes y ahora tiene 750 mil, miles de industrias, edificios, casas, etc. lucen completamente abandonadas, Detroit es una ciudad en decadencia y ruinas, la Ciudad del Moto es chatarra, escombros y cementerios habitados por fantasmas que salen de los ataúdes de los autos.

  Esto lo podemos tomar como signo de los tiempos, el automóvil es la vida de las grandes ciudades, el petróleo y los plásticos, la poderosa economía de la que pende nuestro mundo  y el modelo de sociedad, no hay ética industrial, a las grandes empresas del automóvil poco les importa el futuro de una ciudad que los vio nacer y fue su cuna, para ellos solo importa el interés del mercado, las ganancias y la utilidad mercantil y todos aquellos principios como: pragmatismo, funcionalidad, optimización, competitividad, esto que hace a la industria salvaje y brutal  que mata y destruye y Detroit esa viva imagen, la lucha del mercado  sin que importe el hombre y la ciudad, sus colonias y comunidades, y esa será ciertamente la suerte y el futuro de muchas de las grandes ciudades al derrumbarse  la era del automóvil como lo fue ciertamente Detroit entre ellas Guadalajara.
 A México llega todo el desecho de los Estados Unidos, lo que ha pasado de moda, lo defectuoso, la chatarra, lo que ya no sirve y es útil, una economía de muerte que despedaza la industria y el comercio, es entonces un cementerio de la sociedad de consumo norteamericana, tal desecho o basura industrial configuran una sociedad envejecida, decadente, , patética al igual que Detroit Capital del Motor que mueve al mundo y toda su maquinaria y engranaje, en esta sociedad envejecida es difícil hablara de renovación, de Primavera y florecimiento, porque es ante todo una sociedad muerte, expliquemos más concreta y claramente lo anterior:
   Guadalajara al igual que Detroit  presenta una composición urbana que marca sus diferencias, entre blancos y negros, entre  ricos y pobres, la Guadalajara Oriente y la Guadalajara Poniente está última de la riqueza y la opulencia donde están las modas y los autos del año y en cambio al cruzar el muro o frontera de la Calzada Independencia empieza por el lado de la vieja central camionera los cementerios y hueseríos de automóviles, los talleres  mecánicos, lamineros, etc. que reparan las carcachas, el Oriente es un cementerio de autos, la muerte industrial, ruinas y decadencia de  las ciudades.

   La Primavera Filosófica y Teológica ha de llevar a estas sociedades en decadencia y ruinas, envejecidas, una esperanza de vida.
 ¿Ha envejecido y agotado el pensamiento científico industrial?, la industria y la tecnología no pueden construir por sí mismas el futuro de las ciudades, los motores del petróleo y eléctricos como fuerzas que mueven y dan “vida” a las grandes ciudades presentan signos claros de agotamiento y muerte, tales motores, fuerzas  y energías de la que el hombre y su economía dependen han fatigado al hombre, el objeto industrial por encima del propio valor del hombre, la mecanización y automatización  industrial del hombre, las cadenas productivas que han atado al hombre a nuevas esclavitudes, el hombre es solo una fría y eficiente pieza del engranaje industrial y tecnológico.
  El automóvil es la causa principal del ruido y la contaminación de las grandes ciudades, del calentamiento global, del cambio climático , el cambio climático que hace perder y alterar el orden de las Primaveras, de las estaciones históricas  o generaciones del hombre que deberían dar sentido pleno a su existencia, en nuestro caso la generación industrial  y tecnológica de la que el hombre se siente orgulloso y hace de ilusión de vida tener tan solo un auto del año,  pasear a gran velocidad y descansar en las plazas comerciales comiendo hamburguesas con coca cola.
   La llegada de los desechos y chatarra de Estados Unidos a México no significa el desarrollo de la ciudad sino su lenta destrucción desolación como lo vemos ilustrado patéticamente en Detroit, si ellos no tuvieron consideración por sus propios hermanos y ciudades natales , mucho menos lo harán por los extraños.

  El poder industrial está en que la maquina, ese objeto industrial se vuelve una arma, la industria  o instrumentos de la guerra que hacen la destrucción y desolación de las ciudades, de la muerte, aviones, tanques y barcos para la guerra, es ahí donde están las grandes ganancias de la industria, de motores y máquinas, las distintas formas de muerte. Si Detroit muestra una desolación y destrucción semejante a los efectos de una guerra, hemos de preguntarnos ¿Hay entonces en la planta industrial  violencia y muerte? Es este un tema de la Filosofía Mexicana Postmoderna, es decir la filosofía de la industria y la tecnología y la forma en que impactan e impactarán al hombre, a la cultura mexicana, las fuerzas y leyes del mercado que generan violencia y muerte en sus propias fuentes.
  De cualquier manera la Filosofía y Teología Latinoamericana con el Papa Francisco  ha de interpretar a profundidad orígenes y tendencias de la cultura norteamericana, los mitos y falacias del sueño americano, un análisis  crítico y profundo de un sistema de vida pragmático, no analítico y reflexivo.  
  Se ha de cuidar con especial detalle la economía del automóvil, el petróleo y la sociedad del plástico, el petróleo y los  conflictos con los árabes que marcan ciertas líneas o tendencias hacia el futuro de la política de los  Estados Unidos, el petróleo, la matemática económica que en formulas, operaciones y ecuaciones trazan las líneas económicas y del mercado, las gráficas de Wall Street. El petróleo como recuso natural que mueve a millones y millones de automóviles y que ante su agotamiento  ira marcando las eras, las crisis  y los comportamientos, es esa una línea fundamental y estratégica, esa está ligada a su vez con la contaminación y el calentamiento global, con el cambio climático sentido principalmente en la parte norte con los intensos fríos, los estragos en sus campos agrícolas, hemos de ver por ejemplo que las grandes civilizaciones prehispánicas no se establecieron al norte como los Aztecas sino cercas de los trópicos, por ello México tiene abundancia de frutos  en costas y valles teniendo climas más estables contario a los Estados Unidos más cercano al polo, esta geografía económica es determinante, México comparado con los Estados Unidos es un Paraíso aún en la pobreza que estamos, por ello planteamos las Primaveras, es decir la Primavera Filosófica y Teológica que de verdor y color a las Primaveras del Mundo , a los Indignados que ven la falta de libertad, derechos y dignidad del hombre, más ahora teniendo una Papa de América que debe fundamentar esa renovación teológica., en esto vemos la composición entre la planta natural y biológica, es decir el cosmos  y el universo y la planta industrial de muerte, dos tiempos y dos desarrollos que se han roto.
  Las crisis y las guerras derivadas de la relación entre automóvil y petróleo , el fin del mundo feliz  y el despertar del sueño americano, una sociedad salvaje y brutal , ante el nuevo milenio y siglo es preciso sembrar esas nuevas Primaveras que renueven corazones y ciudades, la humanización y socialización de la industria y la tecnología, nuevas escuelas de valores que desechen los valores y escalas mercantiles y utilitarias , la construcción de nuevas ciudades al futuro como es el caso de la Nueva Guadalajara  en su dimensión objetiva como gracia y regalo de Dios para nuestra pobre vida.
  En esto, al dar fin a la teología y filosofía de Europa, nos hemos de preguntar si la Unión Europea es una nueva primavera para Europa, una nueva era de la vieja europea, del viejo mundo, la destrucción del nacionalismo comparada con la Unión Latinoamérica y Americana. , son estas cuestiones tareas  prioritarias de la construcción de la Filosofía y Teología latinoamericana, la filosofía del nuevo milenio y siglo, de las nuevas culturas  y sociedades globalizadas, aspecto universal de la misión evangelizadora, con ello hemos de dar final colonialismo ideológico europeo y cuestionar el pragmatismo utilitario y comercial norteamericano, , con eso damos paso a la madures del pensamiento Latinoamericano, es eso una responsabilidad teológica conforme a la Providencia de Dios de dar a América un Papa que se vuelve una Luz, la Luz de la Fe como principios reflexivos teológicos.
  La visión, la luz cristiana, no es una visión local y temporal sino cósmica y universal, no ligada a un tiempo sino al principio y fin de las cosas, del mundo, la eternidad, es esa la dimensión o plano sobre el que se desenvuelve nuestra vida, la comprensión solución de nuestra vida, es decir su plenitud y perfección en la imagen del hombre perfecto: Cristo Jesús, la fructificación de nuestras vidas, el Paraíso o Edén o la búsqueda y llegad a la Tierra Prometida cruzando el desierto  colmado de tentaciones , la Primavera Teológica Americana con el Papa Francisco que ha encendido la luz de la fe.
  Ciertamente que la cultura mexicana es un paraíso colorido, vivo, colmado de fuerza, pero esta riqueza se queda encerrado en una expresión artesanal y folklórica, le falta esa profundidad filosófica y teológica como lo hemos dicho de su florecimiento literario.
  Del mismo los movimientos sociales en el mundo, en el nuevo milenio y siglo están desprovistos de estos ideólogos que orienten sus aspiraciones, nos referimos a las primaveras, los Indignados como ya hemos dicho, que ven por la situación de la vida, no solo la del hombre sino de todo ser viviente de la tierra.
  Hablar de creación y naturaleza en el pensamiento de la ciencia y los científicos es, según ellos, hablar de primitivismo, del pasado anticuado, de ignorancia, el futurismo tecnológico se plantea no como integración al propio orden universal o cósmico sino a experimentos de laboratorio  y su utilidad industrial, es este el principio elemental de la humanización del pensamiento científico, la justa dimensión entre el hombre y el universo.
  Pues bien, tales Primaveras del mundo necesitan tener las bases teológicas , temas que ya hemos tratado y que ahora intentaremos sintetizar para determinar nuevos rumbos y estaciones de la Filosofía Mexicana Vanguardista, es decir de los nuevos tiempos que no es ningún privilegio sino gravísima responsabilidad ante los problemas que nos aquejan, el pensamiento es entonces un servicio al hombre explotado y que sufre, verlo de otro modo es una ociosidad y complicidad con los poderes del mundo que hacen, promueven y provocan la cultura de la violencia y de la muerte, aquellos que no están a favor de la vida sino de la muerte, que atentan, desprecian y explotan al hombre, a los más débiles y desprotegidos justificados en una superioridad del “conocimiento científico”, del desarrollo industrial y tecnológico.
  El hombre fue creado en medio de una Primavera, un Edén fantástico en que por desobediencia del hombre toda la creación se vuelve caos y muerte, en el Arca de Noé, el hombre, el cristiano,  ha de ser los más grandes ecologistas de la tierra que cuiden y denuncien la desaparición y amenaza de miles de especies por un desarrollo científico e industrial  brutal e irracional, es esto una nueva oscuridad de los  tiempos, necesitamos la luz, la luz de Aquel que es la verdadera Luz del Mundo  como inicia su encíclica el Papa Francisco  pues no  basta la luz del sol para dar sentido a la vida del hombre.
   Cristo Jesús como Nueva Creación  y Nuevo Adán, la imagen del hombre perfecto desnudo en la Cruz  de cuyo costado herido por la lanza  forma la mujer o Iglesia, el retorno al paraíso, es decir, la muerte en la Cruz, árbol misterioso del que el hombre come y tiene vida, reflejo perfecto de aquel árbol del que si el hombre comía encontraba la muerte, se abren sus ojos y se da cuenta de su propia desnudez, entonces cualquier primavera del mundo tiene en lo anterior su pleno fundamento, su origen y fuente inagotable de vida, se parte del admirable árbol de la Cruz del Señor de donde se deriva la plenitud de la vida y se vence el mal y la muerte, la oscuridad y la descomposición para dar paso al orden, a la renovación de lo viejo, de esto se deriva como repetimos la vida y la vida en abundancia, la sed del hombre en medio de la sociedad de consumo ha sido saciada.
  El árbol da vida verdadera, que transforma el agua en vino y luego el vino en Cuerpo Eucarístico, la vida o muerte de nuestra sociedad, en esta escala de valores teológicos hemos de ver la fructificación de nuestra propia vida y generación como lo expresaba el filósofo de Oblatos Antonio Rojas, la madurez existencial de nuestras vidas  y de nuestro pensamiento, la madurez del pensamiento y cultura mexicana, nuestra respuesta y actitud ante la vida, bajo estos principios hemos de ver si la era industrial y tecnológica ha dado frutos de vida o muerte, si nuestra sociedad de las grandes ciudades tiene la madurez, entendemos por madurez nuestra responsabilidad ante nuestras necesidades y problemas y la forma en que hemos servido a ellos para resolverlos o hacerlos más grandes y complejos.
  De ese árbol o Vid Verdadera se deriva toda forma de vida, su perfección y plenitud, es esa la fuente o razón de las auténticas Primaveras al inicio de este nuevo milenio y siglo y que han caracterizado a los movimientos sociales , tales primavera so retoños si no están unidos a esa vid no puede dar fruto y nada pueden hacer porque el poder de la muerte ahogará todo intento de vida, es decir estamos ante la cultura de la violencia y de la muerte, ese ordenamiento y fructificación en las grandes ciudades es una vocación y misión propia del laico  en el ordenamiento de las realidades temporales o del siglo, del nuevo milenio y siglo, según las directrices del Concilio Vaticano al emprender una Nueva Evangelización según las luces de la Doctrina Social de la Iglesia, esta Iglesia Conciliar pone especial énfasis en la tarea evangelizadora de los laicos vista la gran complejidad  de las grandes ciudades.
   Toca entonces en este nuevo mundo y nuevos tiempos sembrar esas nuevas Primaveras Filosóficas y teológicas unidas a esa Vid del que se deriva toda renovación y retoño primaveral, florecimiento y fructificación, aquí en estas primaveras vemos el principio mismo de la vida, la industria y la generación de vida o muerte, porque en efecto la industria busca una artificialidad o rompimiento con lo natural  y termina siendo una fuente de muerte, desolación y destrucción como lo vemos en la Ciudad del Motor o Detroit que se igualaba con París y es ahora ruinas y decadencia.
  Esas Primaveras teológicas que hunden sus profundas raíces en esa Vid eterna que renueva y recrea desde la debilidad y burla de la Cruz que es la manifestación del poder, bondad y sabiduría de Dios, ese Dios desconocido expulsado de las grandes ciudades y que hoy vemos su destrucción y muerte, el hombre sin Dios no puede tener trascendencia, ni siquiera alcanzara su plenitud y perfección, su madurez, la comprensión total de su vida, en esta madurez del pensamiento mexicano dejamos de ser tutelado y una colonia de las ideologías europeas.
  Si tal era científica y tecnológica no están unidas, injertadas a esta Nueva Alianza, es decir, a esa transformación vital  no puede dar futo sino que se secará, será cortada arderá en el fuego, el infierno de nuestra sociedad, el infierno de las grandes ciudades en el que se ve amenazada la propia vida del hombre a pesar de sus adelantos industriales y tecnológicos, la industria, la ciudad no ha traído la felicidad prometida al hombre, ese vació y soledad del hombre ha sido llenado con  el imperio del narcotráfico, el automóvil no lo ha llevado a una tierra encantada sino a un profundo abismo, esas carreteras  y puentes  de autos no le han llevado a tener y poseer la verdadera libertad.
  Las grandes ciudades como eras o cultivos han de dar sus frutos, en este espacio y estructura urbana se define la Teoría de Grupos y Redes Mexicana que es un modelo interpretativo particular de la era digital, es decir: comunión, relación y comunicación plena del hombre pues toda relación virtual o digital no puede estar por encima jamás sobre una comunión eucarística, la Vid es un grupo o conjunto donde la comunión y participación es real, plena y perfecta, este es el reto de la teología del Nuevo Mundo, renovada por Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida, que puede dar vida a los muertos y que con su sangre destruye el mal y la muerte, la era digital formar esos grupos y redes en el que el hombre supuestamente se encuentra y relaciona y ciertamente encontrará muchos engaños y frustraciones, no son las redes de los  pescadores de hombres, no está edificado y estructurado sobre la Roca firme, toca entonces a la Iglesia  Piedra o Pedro o Papa Francisco  la construcción o renovación de la Iglesia que pueda emprender es nueva misión fantástica de la Nueva Evangelización  ante la luz del nuevo milenio y siglo  que se vuelve luz Eucarística como los caminantes de Emaús .
    La Teología y Filosofía enfrentando y cuestionando el pensamiento científico e industrial, la filosofía de la ciencia, la relación entre la fe y la razón, los fieles cristianos en el ordenamiento y proyección de las ciudades del futuro  no propuesto como una ilusión como Detroit que lentamente se va desquebrajando como Pedro Paramo, la casa o ciudad se ha edificado sobre la arena y los arquitectos han desechado la Piedra que es ahora Piedra angular, es esto una maravilla de Dios.



                              Juan Ángel Peña Enríquez

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