MUNDO DULCE
MUNDO FELIZ
Habíamos presentado una colorida silla
mexicana que la interpretamos como el descanso del hombre, el encuentro cara a cara, el poder
encontrarse y dialogar, escuchar como principio de la reflexión filosófica en un
mundo de ruido y prisa.
Para tal edificación filosófica y teológica
mexicana decíamos que hemos de crear los
instrumentos y herramientas que hagan posible el trabajo filosófico, un trabajo
totalmente desconocido y desvalorado conforme al pragmatismo industrial y
tecnológico, tales instrumentos como proyección de la Nueva Evangelización por
lo mismo han de ser extremadamente sencillos y ordinarios para no adulterar la sencillez y la fidelidad
evangélica, en base a ello hemos de sembrar y cultivar las Primaveras del mundo
del nuevo milenio y siglo.
Hemos de considerar el trabajo en la sociedad de
consumo, es decir la sobre productividad industrial, desde los multicolores
monjes de Oblatos han de cultivar flores y frutos, un nuevo estilo de vida ante
el mundo de la abundancia y el derroche.
Tenemos entonces la Primavera Filosófica y
Teológica con el Papa Francisco, la Primavera se entiende como la naturaleza,
la creación, las semillas y los frutos de la tierra de la que se alimenta el
hombre, el agua en su estado natural, el paraíso original en contraparte
tenemos la ciudad como paraíso artificial
y su transformación industrial.
La relación del hombre de las grandes
ciudades se encuentra o se debería de
encontrar con esos frutos naturales del que se alimenta , por lo tanto los
monjes multicolores de Oblatos (ese colorido de sus hábitos se debe a su
siembra de la Primavera, en consecuencia los hábitos no son grises o negros
sino que llevan pintados y bordados con vivos y llamativos colores las especies
de animales y plantas en grave peligro de extinción) se conocen por sus hábitos
alimenticios, por su estilo y forma de comer, si están sentados en una silla
mexicana se determina ahora la mesa, la
forma de comer y de beber que tienen luego grandes profundidades teológicas: El
Pan y el Vino, la mesa Eucarística que es una presentación sacramental de la
Cruz del Señor.
Pues bien, iluminemos lo anterior con las
artes mexicanas, con la cocina mexicana que es patrimonio cultural de la
humanidad , tenemos ahora frente a la silla platos, vasos y copas de los
tesoros del arte mexicano que hunde sus profundas raíces en el arte
prehispánico, la cerámica mexicana teniendo en Tonalá junto a Guadalajara una
de las más bellas del mundo, el hombre de barro, la tierra que busca el cielo,
la serpiente y el águila como principio histórico y urbano de la fundación y
edificación de México, la fuente de su filosofía, la lucha entre la serpiente y
el águila que marca las épocas históricas, la lucha del cuerpo y el espíritu,
el espíritu con alas que se eleva y la serpiente que arrastra al suelo y barro,
esa lucha permanente y cotidiana entre lo carnal y celeste, la serpiente
levantada en el desierto y explicada a Nicodemo, la Cruz donde revolotean las
águilas , aquí tenemos los instrumentos y herramientas para la transformación
de la historia y el pensamiento mexicano que encuentra en la Cruz del Señor su
profundidad, plenitud y perfección, pero esa Cruz se anticipa como una sencilla
mesa donde el hombre come y bebe.
Entonces los instrumentos y herramientas para
la transformación histórica se derivan de la Cruz y la sencillez del Evangelio,
esta filosofía y teología no nace de reflexión del pensamiento y el
conocimiento que es una característica de la vieja teología europea sino de
aspectos sencillos y populares, la Teología y Filosofía Popular en la que son
rico los pueblos latinoamericanos más si consideramos la inculturación del
Evangelio, la religiosidad popular: la Teología Evangélica, de hecho esa renovación
de la Iglesia iniciada en el Concilio Vaticano II donde se emprende una Nueva Evangelización
nos invita a esa fidelidad evangélica y
no a la creación de una filosofía y teología como expresión pura del
pensamiento del hombre que termina por ser muerte y frialdad, por ello esa
Primavera Teológica es en su el florecimiento y fructificación evangélica, el cultivo del
pan y el vino, la mesa eucarística, esta es una cuestión central, piedra
fundamental para la edificación filosófica y teológica con el Papa Francisco,
la Primavera o florecillas de San Francisco de Asís.
La Primavera es llevar entonces esa renovación
del corazón y alma del hombre, el esplendor de la vida ante una cultura de la
violencia y de la muerte.
Esa mesa eucarística es entonces un encuentro
cara a cara del hombre, no un encuentro ilusorio de Facebook, el fruto se ha
transformado en palabra, es decir el alimento es Palabra, pan del que vive el
hombre, comunicación, toca entonces en esta nueva misión evangelizadora
comunicar, dar la Buena Nueva, la Buena
Noticia, son entonces los nuevos evangelizadores expertos comunicadores que iluminan
la era digital y efectivamente a aquellos que primero se evangelizan es a los cientos
de miles de matemáticos, lógicos, lingüistas, interpretadores, descifradores,
decodificadores, Etc. de la National Security Agency (NSA) donde están los servidores
centrales y a donde llega toda información y comunicación del mundo , se
analiza interpreta y se le da un cuidadoso seguimiento cuando sea del interés para el Estado , los grandes laboratorios experimentales
donde se ensayan y experimentan los planes y objetivos a corto, mediano y largo
plazo de la era digital y donde se definen grandes rasgos de las nuevas
sociedades, tales cuestiones son fundamentales, prioritarias y estratégicas
para la Iglesia y precisamente la filosofía de la Información y Comunicación
son uno de los ejes centrales, toca entonces a los fieles laicos conforme a su vocación
y misión en el ordenamientos de la realidades temporales ordenar la era digital
a partir de esos ordenadores y procesadores por lo tanto es necesario que esa
lógica y matemática se simplifique a esa
tarea evangelizadora, a esa comunión y participación en el encuentro
eucarístico.
Hemos de tener muy en claro que la
efectividad o fructificación de esa comunicación o nueva evangelización no
dependen de la era digital, pues el cristianismo no esa sujeto o dependiente a
esos instrumentos, la fructificación depende en su unión a la Vid, a la fuente
de la Vida, pues ciertamente el cristianismo que se ha extendido por todo el
mundo, pueblos y culturas no se debe a las computadoras u ordenadores, se
clarifica entonces la relación entre el fiel cristiano y los poderes del mundo,
los imperios como fue el caso del imperio romano que busca el exterminio de los
mismos, así, ante los nuevos imperios nuestra vida no puede depender jamás de
relaciones digitales o virtuales que en último caso estarían determinados por
la NSA, por tal razón poco o nada nos ha de preocupara que en Facebook no tenga
“me gusta”, porque bien sabemos ahora desde donde se tejen las “primaveras” en
las redes sociales que son experimentos y ensayos del nuevo orden mundial y
social determinados en los grandes laboratorios de la NSA, la nueva sociología
y psicología, la Iglesia no es una red social ni se rige por sus funciones
lógicas y matemáticas, es esa cuestión elemental de los teólogos latinoamericanos
con el Papa Francisco, en nuestro caso los monjes multicolores de Oblatos, las zonas barriales y populares,
las zonas pobres y marginadas de Guadalajara a donde llegó el Papa Juan Paulo
II en el Barrio de Santa Cecilia como menciona el Filósofo de Oblatos Antonio
Rojas. Esa Primavera de la Iglesia como la espera Leonardo Boff del Papa Francisco es ante todo
una renovación, retoño y verdor del
pensamiento y la teología, en nuestro caso la cultura e historia mexicana.
Esa teología Popular ha de romper con la viejo odre del modelo
teológico europeo, fría y racional, lo vemos entonces como el Invierno
Teológico Europeo mejor comprendida como oposición a la Primavera, a la vida,
encender ese fuego primaveral ante el cambio climático y el calentamiento
global, las Primaveras e Indignados ideologizados por los nuevos teóricos en
que la Iglesia tiene una gran compromiso y responsabilidad.
Ese comer y beber que luego se vuelve palabra cultivada y fructificada en
los monjes multicolores de Oblatos, es
decir el alimento del hombre de barro y el alimento del hombre celeste,
espiritual o cósmico en medio de la sociedad de consumo de las grandes ciudades
podemos sintetizarlo en la Coca Cola y las hamburguesas, el pan y el vino de la
sociedad de consumo, el mundo de los gordos y de la epidemia de diabetes que
azota el mundo, el símbolo de la sociedad de consumo la misma chispa de la vida
en el que los mexicanos somos los consumidores más grandes del universo de Coca
Cola, la cultura desechable de la industria alimentaria cuyas poderosas
empresas trasnacionales están en los
Estados Unidos, este colonialismo alimentario de la sociedad de consumo que han
hecho del mundo un dulce, de azúcar, el mundo feliz es una bebida y comida de
azúcar derivados en gran parte de la fructosa del maíz, la planta mexicana de
donde nace el hombre según el pensamiento maya.
El mundo dulce multicolor en la sociedad fría y muerta, esos anuncios comerciales
y modas que hacen las Primaveras, el paraíso artificial y plástico del hombre,
la felicidad en paquetes , botes y botellas desechables en el templo de la plaza comercial, los ídolos
y dioses de la sociedad de consumo. Este colonialismo industrial alimentario
naturalmente que ha invadido a México y ha modificado la cocina y los hábitos alimentarios.
La mujer ha sido liberada de la esclavitud
milenaria del calabozo oscuro de la cocina cuando el Señor en la Mesa Eucarística
como cordero Pascual da la auténtica liberación, el Cordero Pascual que libera
de la esclavitud de Egipto donde matan los hombres y dejan vivir a las mujeres,
solo Moisés que se escapa en un cesto realiza luego por el Señor prodigios admirables,
las plagas, los ejércitos del Señor que se vuelven contra el hombre, la
naturaleza, la Creación con sus admirables fuerzas terminará por volverse
contra el hombre.
Bien, una sencilla y una humilde mesa, como
instrumentos y herramientas para transformar la historia nos obligan a que esos
hábitos místicos y monasteriales nos permitan interpretar la sociedad de
consumo, denuncia y destrucción de sus ídolos y dioses, esa humilde mesa que es
imagen de la burla y desprecio de la Cruz, motor y eje de la historia del
hombre, entonces los instrumentos más humildes y sencillos son los que harán
los cambios trascendentales de la historia como resplandor de la Cruz, el
misticismo de los monjes mexicanos se verá en su actitud ante las hamburguesas
Mcdonald y la Coca Cola, por el gesto Eucarístico pues resulta que hemos visto
monjes franciscanos con largos hábitos bebiendo plácidamente Coca Cola, negra
la coca cola negro sus hábitos, una imagen contradictoria, entonces en nuestra
mesa nos hay embases de vidrio de coca cola sino bella y hermosa cerámica de
barro y vidrio del arte mexicana que se deleita en la cocina mexicana, la mesa
en donde termina los frutos multicolores de la Primavera mientras que en las
sociedades del primer mundo rodeadas por el invierno la comida enlatada con que
llenan sus refrigeradores, el refrigerador y el fuego, dos sociedades
distintas, el invierno y la primavera, el norte y el sur, los ricos y los
pobres, el primer mundo y el tercer mundo, la inversión de los criterios y
valores, con bellas obras de arte de Tonalá en humildes mesas mexicanas les decimos: ¡Salud!
Juan Ángel Peña Enríquez
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