domingo, 30 de noviembre de 2014

325.- EL CHARRO MEXICANO EN SU CABALLITO DE PALO

EL CABALLO
Y EL CHARRO MEXICANO
  Siguiendo con la reflexión de Francisco Peña  sobre la Revolución de hoy que cabalgan victorioso sobre caballitos de palo que nos llevan a descubrir parte del ser profundo del mexicano.
  El caballo, como máquina de guerra  de la conquista, fue traumático para los mexicanos, el hombre y el caballo eran un solo ser mitológico, infernal, envuelto en humo y estruendos de cañones.
   La descripción del caballo  en la patria de los sanguinarios conquistadores  la encontramos descrita magníficamente por el máximo florecimiento de la lengua española: El Quijote de Miguel de Cervantes como nos expresa Francisco Peña, los libros de caballería, las aventuras de los caballeros, la figura del Quijote  y de Sancho Panza que después se proyecta en la época de oro del cine mexicana: el charro acompañado de un enano  gracioso , tal es el caso de Pedro Infante y el Chicote, engrandecer al ídolo ridiculizando a su acompañante que es por lo regular graciosos y necio, el español a caballo y su sombra el mexicano  a su lado como un imbécil, siempre enano, inocente, infantil, que puede ser tutelado.
   El hombre y el caballo, la genética del machos como se observa en los gallos, toros  y caballos, es la fuerza, la bravura, en ella se define el espectáculo que le da identidad los españoles y mexicanos, los toros, el palenque y la charrería, el hombre proyecta esa fuerza y bravura, el hombre doma al caballo  y castra al toro y se apropia de su fuerza y atributos. Sobre el caballo el hombre se transforma en un gigante, adquiere mayor estatura, fuerza y velocidad y fue el caballo decisivo en las guerras antes de los motores, el hombre se unía inseparablemente al caballo.
  Ya en otra páginas hemos interpretado el caballo que mata al hijo de Pedro Páramo en la novela de Juan Rulfo, el indígena que termina por apropiarse del caballo, porque estaba prohibido que el indio anduviera a caballo, por ello el mexicano hace de la charrería esa fiesta de propiedad como si fuera otra conquista  o la inversión de la conquista, aquello que le causaba terror termina por ser parte de su identidad  festiva.
  Este concepto del hombre y del macho dominante se consolida en la Revolución Mexicana, los líderes revolucionarios como Zapata y Villa eran ante todo hombre valientes y esto se proyecta en la época de oro del cine mexicano, este concepto del hombre trasluce esos valores que definen el nacionalismo mexicano.
  Ante el surgimiento del imperialismo y las trasnacionales se ha deformado y debilitado y sobre todo ridiculizado los valores del hombre, esa deformación y ridiculización del hombre alcanza su plenitud teológica en la Cruz del Señor que es la imagen perfecta del hombre, la reconstrucción de Adán, el viejo hombre,.
  En el cine mexicano de la época de oro se construye sólidamente la imagen del hombre, si bien, ante la falta de la Luz plena  esta imagen se deforma  y termina siendo un macho violento  e irracional.
  Teológicamente la imagen del hombre perfecto es Cristo Jesús desfigurado y ridiculizado, rechazado como Rey y Seño, esto será una lucha permanente del hombre  perfecto ante los poderes del mundo que buscan la destrucción del hombre, no la vida sino la muerte.-
 Decimos esto porque luego el cine mexicano se adentra a un proceso decadente, los luchadores enmascarados, el hombre pierde el rostro, la identidad, con ello inicia la desorientación y la decadencia plena con las películas de ficheras, los vicios y la prostitución, la cultura de la violencia y de la muerte  que destruye toda esperanza en el hombre, el hombre es ante nosotros mismos una amenaza permanente.
 La televisión mexicana se corona con las telenovelas teniendo como protagonista estelar a la mujer fortaleciendo la revolución y liberación femenina.
  Si el cine era una cuestión de masas y lugares públicos así como tiempos concretos, la televisión penetró en la intimidad de cada uno de los hogares, su poder e influencia superaba enormemente al cine, con ello se modifica radicalmente el concepto de familia, la enajenación y manipulación desde los niños recién nacidos, en ella se oculta y distorsiona la figura paterna.
  Con estos bosquejos teológicos de la imagen del hombre para enlazarlo dentro de la teología latinoamericana , para ello nos hemos de referir a los distintos documentos de las Conferencias Episcopales , especialmente Medellín y Puebla que tenían una opción preferencial por los pobres y ha marcado de forma particular la Iglesia latinoamericana , en Puebla  dentro del contenido de la Nueva Evangelización se pone como fundamento al hombre, en ella describe las distintas visiones según las ideologías dominantes  y termina con la visión antropológica cristiana  ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el hombre Americano?  Aquí tenemos la filosofía antropológica, el hombre, de la definición de este concepto surge el tipo hombre y el modelo de sociedad  que construimos, la Iglesia participando en la construcción de la sociedad.
Juan Ángel Peña Enríquez
 



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