EL CABALLO
Y EL CHARRO MEXICANO
Siguiendo con la reflexión de Francisco
Peña sobre la Revolución de hoy que
cabalgan victorioso sobre caballitos de palo que nos llevan a descubrir parte
del ser profundo del mexicano.
El caballo, como máquina de guerra de la conquista, fue traumático para los
mexicanos, el hombre y el caballo eran un solo ser mitológico, infernal,
envuelto en humo y estruendos de cañones.
La
descripción del caballo en la patria de
los sanguinarios conquistadores la
encontramos descrita magníficamente por el máximo florecimiento de la lengua
española: El Quijote de Miguel de Cervantes como nos expresa Francisco Peña,
los libros de caballería, las aventuras de los caballeros, la figura del
Quijote y de Sancho Panza que después se
proyecta en la época de oro del cine mexicana: el charro acompañado de un
enano gracioso , tal es el caso de Pedro
Infante y el Chicote, engrandecer al ídolo ridiculizando a su acompañante que
es por lo regular graciosos y necio, el español a caballo y su sombra el
mexicano a su lado como un imbécil,
siempre enano, inocente, infantil, que puede ser tutelado.
El hombre y el caballo, la genética del
machos como se observa en los gallos, toros
y caballos, es la fuerza, la bravura, en ella se define el espectáculo
que le da identidad los españoles y mexicanos, los toros, el palenque y la
charrería, el hombre proyecta esa fuerza y bravura, el hombre doma al
caballo y castra al toro y se apropia de
su fuerza y atributos. Sobre el caballo el hombre se transforma en un gigante,
adquiere mayor estatura, fuerza y velocidad y fue el caballo decisivo en las
guerras antes de los motores, el hombre se unía inseparablemente al caballo.
Ya en otra páginas hemos interpretado el
caballo que mata al hijo de Pedro Páramo en la novela de Juan Rulfo, el
indígena que termina por apropiarse del caballo, porque estaba prohibido que el
indio anduviera a caballo, por ello el mexicano hace de la charrería esa fiesta
de propiedad como si fuera otra conquista
o la inversión de la conquista, aquello que le causaba terror termina
por ser parte de su identidad festiva.
Este concepto del hombre y del macho
dominante se consolida en la Revolución Mexicana, los líderes revolucionarios
como Zapata y Villa eran ante todo hombre valientes y esto se proyecta en la
época de oro del cine mexicano, este concepto del hombre trasluce esos valores que
definen el nacionalismo mexicano.
Ante el surgimiento del imperialismo y las
trasnacionales se ha deformado y debilitado y sobre todo ridiculizado los
valores del hombre, esa deformación y ridiculización del hombre alcanza su
plenitud teológica en la Cruz del Señor que es la imagen perfecta del hombre,
la reconstrucción de Adán, el viejo hombre,.
En el cine mexicano de la época de oro se
construye sólidamente la imagen del hombre, si bien, ante la falta de la Luz
plena esta imagen se deforma y termina siendo un macho violento e irracional.
Teológicamente la imagen del hombre perfecto
es Cristo Jesús desfigurado y ridiculizado, rechazado como Rey y Seño, esto
será una lucha permanente del hombre
perfecto ante los poderes del mundo que buscan la destrucción del
hombre, no la vida sino la muerte.-
Decimos esto porque luego el cine mexicano se
adentra a un proceso decadente, los luchadores enmascarados, el hombre pierde
el rostro, la identidad, con ello inicia la desorientación y la decadencia
plena con las películas de ficheras, los vicios y la prostitución, la cultura
de la violencia y de la muerte que
destruye toda esperanza en el hombre, el hombre es ante nosotros mismos una
amenaza permanente.
La televisión mexicana se corona con las
telenovelas teniendo como protagonista estelar a la mujer fortaleciendo la
revolución y liberación femenina.
Si el cine era una cuestión de masas y
lugares públicos así como tiempos concretos, la televisión penetró en la
intimidad de cada uno de los hogares, su poder e influencia superaba
enormemente al cine, con ello se modifica radicalmente el concepto de familia,
la enajenación y manipulación desde los niños recién nacidos, en ella se oculta
y distorsiona la figura paterna.
Con estos bosquejos teológicos de la imagen
del hombre para enlazarlo dentro de la teología latinoamericana , para ello nos
hemos de referir a los distintos documentos de las Conferencias Episcopales ,
especialmente Medellín y Puebla que tenían una opción preferencial por los
pobres y ha marcado de forma particular la Iglesia latinoamericana , en
Puebla dentro del contenido de la Nueva Evangelización
se pone como fundamento al hombre, en ella describe las distintas visiones
según las ideologías dominantes y
termina con la visión antropológica cristiana
¿Qué es el hombre? ¿Qué es el hombre Americano? Aquí tenemos la filosofía antropológica, el hombre,
de la definición de este concepto surge el tipo hombre y el modelo de
sociedad que construimos, la Iglesia
participando en la construcción de la sociedad.
Juan Ángel Peña
Enríquez
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