PRIMAVERA Y RENACIMIETNO
FILOSÓFICO-TEOLÓGICO MEXICANO
El arte en nuestro mundo, pintando,
esculpiendo nuestra sociedad absurda, la sociedad de consumo, el hombre infeliz
y frustrado rodeado de millones de objetos instantáneos y desechables,
supuestamente comunicándose con todo mundo
y viviendo en sí mismo una profunda soledad y aislamiento porque en
realidad a nadie le importa, ni siquiera a sus “amigos fantasmas de
facebook”, a ellos no les importa lo que piensa, ni lo que diga o haga
si esto no trae una utilidad comercial, si no le genera dinero, el
hombre pidiendo ser escuchado y el otro,
el mundo con una prisa que no hay tiempo
para el otro y para nadie, el terrible egoísmo de una sociedad decadente.
El hombre es un enemigo del hombre, el hombre
tiene miedo del hombre, desconfía de él, se aprovecha de él según los
principios mercantiles y en base a esa
escala de valores está construida
nuestra sociedad, las grandes ciudades, es esa la antropología urbana depredadora, una sociedad brutal y
salvaje llamada también del primer mundo. Si no vale la vida del hombre ¿Tendrá
algún valor e interés las plantas y los animales que se ven gravemente amenazados
por el hombre? Naturalmente que no, son solo materias primas abundantes,
baratas e ilimitadas que deben de ser
industrializadas lo más pronto posible, el antropocentrismo urbano, la ceguera
del hombre por ver los ecosistemas del mundo que hacen posible la propia vida
del hombre.
Pero el hombre no tiene cara ni sentidos, ni corazón, es solo una
envoltura comercial que promueve las marcas de prestigio porque si tuviera ojos
y oídos, vería y escucharía, despertaría a la vida, la sociedad de consumo es
una cultura de la muerte, antinatural e inhumana que no le preocupa el dolor y
el sufrimiento del hombre, no tiene una responsabilidad, habla solo de libertad
de mercados ¿Y Dios? ¡Dios! Es solo una
fantasía de la vieja sociedades primitivas, el opio de los pueblos.
Es esta la fragilidad de la sociedad, son
esas las estructuras quebradizas sobre las que se han edificado la grandes
ciudades modernas, son esos los valores industriales y mercantiles que rigen los comportamientos y conductas,
las preferencias y los gustos y la
libertad total y absoluta, el hedonismo, los placeres sin límite del imperio
del narcotráfico: las drogas alucinantes que hacen nuestro mundo “feliz” “de
primer mundo”, la muerte presentada como luz y vida, el mal llamado bien. Lo
anterior son algunos de los temas en las que han de trabajar los filósofos mexicanos
postmodernos, las crisis y conflictos de las grandes ciudades del primer mundo y cómo transforman e influyen
en los terceros y quintos mundos, partimos entonces de la igualdad del hombre,
todo hombre ante Dios es igual, aquí vivimos dos pensamientos o reflexiones
filosóficas: Lo teórico y lo pragmático , lo pragmático es fruto del
laboratorio y del método experimental orientado a lo utilitario y funcional en el
mercado y tenemos por otro lado lo
teórico o abstracto, este último siendo más importante presenta desventaja ante
la otra que se vuelve de valor industrial y comercial: el dinero, el
utilitarismo y la otra que naturalmente
no tiene ningún valor, esa sería la cuestión o dilema de los filósofos de los
terceros y quintos mundo, los mundos absurdos como negación de toda
racionalidad , la barbarie de las sociedades altamente industrializadas ,
porque tal conocimiento, fruto del modelo experimental es una tortura, el
hombre es entonces un objeto del laboratorio, la desnaturalización y
deshumanización del pensamiento científico.
Si la ciudad es fruto de ese análisis experimental industrial, entonces, la ciudad se ha
deshumanizado, ha perdido su escala humana y entonces el hombre al perder esa
escala natural necesita cada vez más de
los amplificadores, de sus objetos, máquinas e instrumentos tecnológicos.
Por eso la voz humana natural ante el ruido y
los amplificadores de las grandes ciudades difícilmente podrá escucharse, porque el
ruido de aparatos, motores y máquinas han ahogado la voz natural del hombre, el
hombre tiene dificultades para comunicarse cara a cara, el hombre no puede
transitar por las calles de la ciudad porque están en poder del imperio salvaje
del automóvil, todo ello instantáneo, no orgánico o que surja de un proceso natural de crecimiento
y desarrollo, la prisa violenta de las grandes ciudades.
En esta estructura urbana y funcional de las
grandes ciudades se edifican los Nuevos Monasterios que invitan al reposos, el silencio y la
contemplación en medio de las grandes
ciudades, en medio de su caos y profundos problemas , la Nueva Evangelización no es entonces una huida del mundo levantando
altos muros monasteriales sino todo lo
contrario, el derrumbe de toda muralla, es esto el amanecer o Renacimiento de
la cultura milenaria mexicana frente a
las sociedades modernas , la Serenata Mexicana que abre los ojos a esa nueva
luz del nuevo milenio y siglo, el tiempo y el espacio del mexicano, el Arte
Mexicano, impulsa esa primavera cósmica y universal , el arte como camino de
liberación , de silencio y contemplación , entonces los Monasterios Latinoamericanos
están rodeados del arte de la pintura, de la escultura, de la música, la nueva
arte del nuevo mundo, es eso un renacimiento o primavera teológica.
Hemos tratado el espacio en la grandes
ciudades, la escala humana ante estas grandes metrópolis, veamos ahora el
tiempo la perspectiva luminosa de la Filosofía Mexicana.
En el pensamiento mexicano milenio el tiempo
y el espacio es una misma cuestión, estos no son abstractos sino ligados al acontecer astronómica, el
orden del universo, este orden determina el calendario maya y azteca que es superior al gregoriano
que es el que nos rige como ya hemos expresado, ese calendario determina el
conocimiento del tiempo, de las estaciones, entonces la primaveras del mundo
han de conocer con especial detalle el tiempo, el cambio climático que como dirían
los mexicanos: ¡Se está poniendo caliente!
La vida o estructura orgánica tiene un tiempo de crecimiento y desarrollo,
son los tiempos y las estaciones biológicas, el desarrollo y las edades del
hombre, un niño desde su gestación se va desarrollando, en un joven, un adulto
y un anciano, es un tiempo biológico y generacional, el proceso
cronológico y cada una de esas etapas
muestra particularidades, el hombre se ve obligado a sujetase a esos ritmos de
prisa que rompen con su propio tiempo biológico, con su orden y dimensión
natural, la ciudad es un rompimiento con ese entorno natural, con el universo,
el antropocentrismo urbano, el tiempo vertiginoso de la ciudad marcado por la
velocidad de los automóviles y las redes de comunicación instantáneas, es un
tiempo industrial en las que las máquinas no tienen reposo y que trastornan gravemente
los tiempos naturales o biológicos.
La sociedad de consumo es instantánea, unisex,
unitemporal, nocturna, Etc. no distingue sexos ni edad, tal cultura está
dirigida a un solo tipo: El consumidor, al que tiene el dinero para comprarla,
todo lo demás no tiene ningún valor e importancia, se crea un desorden en el
propio desarrollo del hombre , no se toma en cuenta a los niños y los ancianos,
a los sectores marginados, a los indígenas, porque eso es perder el tiempo, y
el tiempo es oro, dinero, el objeto comercial está por encima del propio hombre
, el objeto automóvil macará el ritmo frenético y brutal de la ciudad, la prisa
y el ruido, la contaminación y la violencia, por ello en los Monasterios Vanguardistas
Mexicanos se busca entonces la quietud y el silencio, para tener cierto orden y
entonces podrá escuchar y comunicarse verdaderamente, podrá contemplar el orden
del universo, las estaciones, la risa de los niños y el rostro sereno de los
ancianos, el valor de los pueblos indígenas , solidario con los excluidos y marginados de las grandes ciudades,
porque respeta ese tiempo de desarrollo de la vida, de toda vida en la tierra,
porque al ser del primer mundo justifica que por su poder y conocimiento puede
menospreciar y destruir otras formas de vida porque son aparentemente débiles y
deben inclusive ser exterminadas, la lucha del hombre contra el hombre que
justifica el exterminio de los débiles o
tontos cuando deben de ser respetadas y
valoradas al vida de las plantas y animales sobre todo las que están en grave peligro de extinción,
la hermandad cósmica de San Francisco fuente de inspiración del Papa de América
Francisco, entonces podrá hacer un balance objetivo el progreso y la
modernidad, sobre nuevas barbaries y salvajismo de las sociedades del primer
mundo, podrá distinguir los falsos profetas y sacerdotes de la sociedad de
consumo que prometen un mundo “feliz” cuando la tierra presenta signos graves
de preocupación y exige cambios de modelos económicos, industriales y
comerciales , han surgido con ello nuevo ídolos que aprisionan al hombre bajo
el signo precisamente de una libertad absoluta sin ninguna responsabilidad , el
camino de la liberación, el tiempo y el espacio en las grandes ciudades , al
Nueva Evangelización ha de denuncia y derribar
esos ídolos , las nuevas idolatrías
urbano industriales.
Esto hará ver las maravillas del reloj
biológico, el orden y perfección de los complejos ecosistemas.
En los anteriores aspectos vemos el tiempo
biológico del hombre, el desarrollo del hombre y las generaciones, dentro de la
Teoría de Grupos y Redes que son modelos
interpretativos mexicanos , la estructura orgánica y genética permite la
formación de esos grupos, su comunicación e interacción , la comunicación como
principio rector de su relación, pero esto se hacen en grupos: naciones,
pueblos, comunidades, sectores poblacionales que se identifican dentro de las
grandes ciudades, uno de ellos de suma importancia es la Iglesia, sus
parroquias y lo que se ha llamado las Comunidades Eclesiales de Base que
presentan todos ellos ese proceso orgánico, la pastoral Orgánica Integral que
define según nuestros cardenales la Nueva Evangelización de las grandes
ciudades.
Ese conflicto entre el proceso o tiempo
industrial y el tiempo biológico generacional ocasiona graves enfermedades y la
vida del hombre se ve amenazada en las grandes ciudades, ha perdido ese orden y
dimensión humana, esto, como repetimos son las cuestiones estratégicas y
urgentes de los Filósofos Mexicanos.
La creación de Dios es solo una fuente
ilimitada e inagotable de materias primas regaladas y los países del tercer mundo tan solo las manos miserables de trabajadores, el
proteccionismo de la alta tecnología y la liberación total de los mercados de
materias primas, el cambio climático, el agrarismo mexicano en el Centenario de
la Revolución Mexicana ha de transformarse en un ecologismo de vanguardia
liberal y revolucionario, el abandono del campo y el crecimiento de las grandes
ciudades, la des valoración de los productos del campo y la riqueza ilimitada
de los industriales, el agrarismo mexicano como vanguardia ecologista, la
revaloración del campo.
Para la Teoría de Grupos y Redes Mexicana
se ha de conocer el orden orgánico, la continuidad, secuencia, el orden, es esa
la estructura orgánica que define su funcionalidad, sus distintas relaciones,
entendida para el caso esa relación como comunicación, la geometría misma de la
vida, esa composición orgánica ordenada, entonces la vida es orden, al contrario,
la muerte es desorden y descomposición, caos, silencio, frío y nada, en este
sentido el procesador electrónico es un “ordenador” que realiza en base a ese
orden continuo operaciones lógicas y matemáticas que no tienen relación con el
proceso y desarrollo biológico natural y es ese el fracaso de las redes sociales, es decir la
relación del hombre no puede estar mediado por funciones lógicas y matemáticas.
Ese orden hace el tiempo, el número, desde esta
visión se mira el número en el pensamiento mexicano, es orden cósmico, el orden
del tiempo astronómico urbano, la ciudad trazada a partir de las proyecciones
astronómicas, el orden urbano cósmico de la ciudad prehispánica destruida por
el tiempo absoluto matemático del conquistador europeo y ahora tenemos el
tiempo instantáneo de la sociedad de consumo.
El espacio y geometría prehispánico donde
hunde sus raíces México, el calendario astronómico mexicano que marca sus
tiempos y sus edades, como un grandioso engranaje acoplado perfectamente a la
máquina cronológica ordenada del cosmos, del universo, en esa dimensión
infinita del universo ha de ver el hombre su dimensión y escala real: es solo
un ser insignificante de fugaz existencia, la pequeñez y necedad de su mundo.
El tiempo mexicano es un proceso histórico
definido por sus generaciones genéticas y biológicas, esa compleja máquina del
tiempo mexicana no nos ha de llevar al pasado sino sus engranajes nos impulsan,
son los motores del futuro, el Universo es entonces una máquina de movimientos
y fuerzas inimaginables donde el hombre es un poco más que nada, el filósofo mexicano ha de resolver entonces esa tensión
entre el pasado milenario que es sus tesoros históricos y la responsabilidad en
ser gestores de las sociedades y ciudades del futuro, más aún ese calendario o
máquina cronológica se engrana con el calendario litúrgico , la filosofía se
transforma en cuestión teológica , el
tiempo o cronología mexicana se orienta hacia dar sentido a las
Primaveras del Mundo cuando los países del
mundo se sepultan bajo el hielo, el cambio climático en los países del primer
mundo y súper desarrollados, las nuevas eras glaciales donde sus aviones y automóviles
quedan bajo millones de toneladas de nieve, el despertar de un mundo, el
desequilibrio de las fuerzas colosales de la naturaleza volviéndose contra el
hombre.
La vida en la tierra amenazada por la cultura
de la violencia y de la muerte , de la sociedad de consumo, del imperio
fascista del industrial , el tiempo y el espacio real permiten superar los
espejismos de las realidades y mundos virtuales, del poder de la era digital
que se puede perfilar como una nueva era de oscuridad y frío.
Lo anterior lo hemos desarrollado en forma
resumida y breve sin embargo podemos captar la riqueza y los tesoros históricos
mexicanos que ciertamente no necesitamos del método o modelo marxista, del materialismo
histórico y dialéctico para explicar nuestro propio proceso histórico milenario.
Juan
Ángel Peña Enríquez