LOS TEÓLOGOS MEXICANOS CONSTRUYENDO LAS CIUDADES AL
FUTURO
El machismo mexicano, para entender un poco
lo anterior hemos hecho referencia breve de la sociedad de los perros en las
grandes ciudades, la animalización irracional, brutal y salvaje de las
sociedades urbano industrial, aquí vemos el aspecto de lo natural y lo
científico industrial, en el supuesto primitivismo de la sociedad rural y campirana ligada al
pasado como lo es México y la sociedades industriales y tecnológicas del primer
mundo.
Hemos realizado otros sencillos ensayos que tratan
sobre la crueldad del conquistador español, sintetizada, ilustrada y
actualizada en su fiesta de toros, el placer por el dolor y la muerte del que hacen
un espectáculo, el español montando en su caballo al cual no podían montar los indios, por ello
en la charrería como rebelión se apropia de ese caballo y lo hace una parte de
sí mismo “caballero”, el caballo es parte del hombre, , por ello el hombre
mexicano no se identifica con un toro un perro
sino como un caballo, es decir, aprecia más los caballos que los perros
a diferencia de las nuevas culturas de las grandes ciudades , el mexicano
aprecia también los gallos en lugar de
los toros, el gallo que despierta, los Ojos Tapatíos y la Serenata Mexicana, la luz reflejada en
el canto del gallo que la anuncia, el
gallo como principio que da lugar al desfigurar del hombre para encontrar en la
Cruz la imagen del hombre perfecto: Cristo Jesús, el nuevo parte celeste
explicado a Nicodemo.
La creación, la naturaleza es un Santuario, un
Monasterio que niega el orden y leyes de la ciudad, por ello la naturaleza es
una rebelión o escuela evolucionaria, el
hombre al internarse en ella se siente
liberad, libre y verdad. Su estado natural, por esta razón las Primaveras del
mundo como la Primavera Teológica
Latinoamericana es una rebelión en sí
misma, los Indignados, vemos esta relación entre lo natural y lo industrial que
este último la mira como enemigo, la
relación entre creación y ciudad.
Ahora bien, plantearlo de tal forma significaría
un huir de la ciudad y negar el progreso y el desarrollo, lo cual sería una
equivocación e irresponsabilidad.
Los nuevos monasterios, misiones y
misticismos han de estar presentes en el mismo corazón de las grandes
ciudades actuando como fermento o
levadura en l amasa urbana.
La Serenata Mexicana se ha transformado en un
Monasterio matinal, silencioso y desierto mientras que la ciudad duerme, la
ciudad, las calles se han vuelto un desierto, el hábito de la noche y el gabán
mexicano lo envuelve, esa luz no como ocaso sino como amanecer, como
renacimiento, los hábitos monasteriales
frente a la sociedad de consumo , es el tiempo y el espacio propicio y
fecundo para la reflexión, para la meditación, el silencio, contemplación, el
encuentro y el diálogo, ciertos valores y estilos de vida que hacen soportar la
prisa, la cultura de la violencia y de la muerte, la brutalidad e
irracionalidad de la grandes ciudades.
Unos cuantos carros, las calles solitarias,
solo se ven unos cuantos hombres como sombras, los aparatos, computadoras y
celulares desactivados, entonces el hombre se puede encontrar cara a cara y dialoga, es decir se ha de transformar los
hábitos del hombre en las grandes ciudades,
la escala de valores, la comprensión de la sociedad de consumo instantánea y
desechable, esto replantea la antropología urbana mexicana, la renovación de la
cultura mexicana para actualizarla a los nuevos tiempos y que no quede esta encadenada a aspectos del pasado folklóricos sino que contribuya a construir las nuevas
sociedades del futuro siendo expresiones auténticas y originales y no modas
foráneas y ajenas a nuestro proceso
histórico milenario.
En este sentido el hombre o antropología
mexicana se dificulta ver su rostro porque la sombra de la noche al amanecer
proyecta sobre él infinitas máscaras, los que dicen ser luz es oscuridad y lo
que es oscuridad se transforma en luz, lo que era de primer mundo se vuelve
primitivo y lo primitivo se vuelve vanguardia, el amanecer o serenata no es un
aprecio por la oscuridad sino que
precisamente nos encamina hacia la luz.
El ordenamiento de las realidades temporales empieza
por el orden de nuestra propia vida ante el desorden de las grandes ciudades.
Al iniciar su frenético ritmo las ciudades es monasterio matinal se transforma, el
habito y monasterio de silencio y quietud
se lleva ahora en el corazón, en lo profundo del ser del mexicano, el día
se transforma en un camino para
transitar hacia las nuevas sociedades,
la Nueva Guadalajara, la transformación de las ciudades, para esto ha de tenerse
una visión integral, clara y profunda en el medio histórico, social, político,
económico, cultural etc. En el que el
hombre está inmerso, tener un modelo interpretativo del mundo que le rodea,
particularmente de los poderes y fuerzas dominantes hacia donde tiene la sociedad en su conjunto,
los grupos y las redes del hombre, de
ello ha de hacer una síntesis vital que
permita el desarrollo y orientación de su vida. De otro modo estaríamos perdidos
en las grandes ciudades y siendo manipulados por fuerzas oscuras, el hombre se
ha de sentir libre de ellas, es esta una visión y propósito de Ojos Tapatíos,
rutas y misiones de la Nueva Evangelización.
Entonces en esta Antropología Mexicana
Revolucionaria el hombre no se refleja en el pasado, en el medio primitivo y
salvaje sino en una vanguardia cultural, un renacimiento cultural, tal rebelión
y revolución han de dar al hombre la libertad, la libertad es la verdad , la
historia que es el pasado se transforma en plataforma para la construcción fiel
del futuro, esa historia comprendida, orgánica, tiene sus tendencia o ramificaciones
o proyecciones y se vuelve
por lo mismo en una prueba experimental, una aventura futurista, una utopía de
las ciudades y sociedades del futuro, es esto una prioridad estratégica de la
Filosofía Mexicana Postmoderna que
disipa la tentación de los mundos
fantásticos virtuales de la era
digital.
Decimos esto porque la Iglesia y su Cielo no
es una proyección virtual sino responsabilidad de transformación del mundo real, particularmente de la
realidad del hombre que sufre y es explotado. Ese es el eje rector de la
Teología Latinoamericana, porque entonces el poder digital se volvería tan solo
en un distractor, disimulador, manipulador y falsificador de la realidad social
y humana construyendo un mundo irreal, falso, la Iglesia ante el mundo real y
el mundo virtual, la Iglesia no establece relaciones virtuales superfluas sino
encuentros reales y profundos, el verdadero encuentro, dialogo y comunión del
hombre de sociedades y pueblos, precisamente ante la falla de la Iglesia el
hombre busca esa socialización y nuevas
hermandades en redes sociales porque la Iglesia
no es espacio de encuentro real y
profundo del hombre, si lo vemos así entonces
la era digital terminará por hacer desaparecer o debilitar a la Iglesia ya que
el hombre habrá encontrado nuevas hermandades
y fraternidades , vemos aquí la dimensión territorial y funcional que habíamos
comentado, la ciudad concreta y los
mundos digitales que deben de ser debidamente valorados y jerarquizados, esos
son los retos de los nuevos teólogos americanos. Más concretamente: Las
parroquias esparcidas por la ciudad ha de construir la comunidad cristiana del
encuentro, dialogo, comunión y participación, no hacerlo así significa un fracaso
y contradicción, y ciertamente que esa fraternidad no la encontraremos en las
redes sociales , la Iglesia es pues la
primera y fundamental tejedora de relaciones humanas y sociales profundas y auténticas pues comunión no puede
ser un encuentro virtual, vemos entonces brevemente los alcances teológicos de
la era digital, la Iglesia ante los
retos y desafíos de los mundos virtuales .
La Iglesia renovada a profundidad por el Concilio Vaticano II que define con claridad la vocasión y misión de los laicos en la Iglesia y el mundo , de
este último ha de procurar su ordenamiento
, el ordenamiento de las grandes ciudades, la planeación responsable de las
ciudades al futuro , esa misión plantea
un Orden, el Orden de los laicos
en sus monasterios urbanos , la Orden de los monjes laicos
latinoamericanos , los teólogos populares que enfrentan a los poderosos príncipes
de la Curia Romana de vida cómoda y
disipada como fruto de la vieja teología europea.
Juan
Ángel Peña Enríquez
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