SEMBRANDO PRIMAVERAS EN SOCIEDADES FRÍAS, ÁCIDAS Y
TÓXICAS
Los mundos tan distintos que busca
construir el hombre, los reinos surgen a costa del exterminio de otros, como lo
sufren el reino animal y vegetal donde han desaparecido miles de especies y
muchas más están en grave peligro de extinción ante una frialdad espantosa de
hombres ácidos y tóxicos de la sociedad de
consumo, fuentes letales de la cultura de la violencia y de la muerte.
Los países del primer mundo, los del norte, donde reina el frío de su racionalidad
pragmática y utilitaria comercial, la vida asegurada en bóvedas bancarias, una
sociedad del individualismo agresivo, de la lucha del hombre contra el hombre
es incapaz de sentir ninguna emoción
ante otras forma de vida, sean plantas , animales u hombres cuya vida se ve desvalorada, en riesgo de
perderse, su ecología se reduce a rodearse de furiosos y rabiosos perros que protegen como cercas espinosas del mundo exterior
y se adentra a esa era glacial de su
existencia, a los terribles desiertos de las grandes ciudades.
Los del tercer mundo, los hombres, las curiosidades
antropológicas que se parecen tanto a
los animales, para ellos hombres y sociedades menos evolucionadas y
desarrolladas, escucharlos es rebajarse, hablarles al tú por tú es un
atrevimiento e insolencia, olvidan que todo aquel que se enaltece será humillado y aquella Piedra que fue
desechada por los arquitectos es ahora
la piedra angular para construir las nuevas sociedades y ciudades del futuro,
del nuevo milenio y siglo, cimientos inconmovibles del Señor de la Historia,
principio y fin, escribamos pues esa nueva historia insolente e irreverente que
mueve y desquebraja viejas y obsoletas estructuras mentales, corazones vuelto piedras,
corazones glaciales del primer mundo barbaros y primitivos que habitan en modernas
cavernas tenebrosas en medio de las grandes ciudades , las nuevas glaciaciones
existenciales del primer mundo, la brutalidad salvaje de los modernismos.
La antropología mexicana, Tapatía, la presentamos como un
Hombre de Fuego, un hombre cósmico que asciende , toca entonces a estos hombres
prender, encender las Primaveras de los
mundos ignorados, la Primavera Teológica Latinoamericana con el Papa Francisco, emprendiendo una Nueva
Evangelización, traer el fuego a la tierra, pues en efecto el Evangelio es una
Primavera que trae la plenitud de la vida sobre la tierra, y cuando decimos
vida nos referimos a todo viviente y cuando hablamos de la vida del hombre lo
hacemos en su relación y dependencia inseparable con plantas y animales, es decir se ha incendiado y reducido a cenizas el antropocentrismo urbano industrial del primer mundo.
En la era digital se habla de una nueva era de
la información y comunicación, tema fundamental y estratégico de la filosofía
del lenguaje, teológicamente la Primavera es un cultivo de la Palabra como se
nos explicaren la Parábola del Sembrador, el florecimiento y fructificación de
la Palabra, la palabra se siembra y se
cultiva, florece y da fruto, la Primavera del mundo, del nuevo milenio y siglo
son en consecuencia una primavera de la palabra, nuestra capacidad para
comunicarnos verdaderamente, esa Palabra que se siembra en el corazón del
hombre, un corazón con piedras y espinas, reseca, un corazón de hielo o
paisajes desoladores del desierto. Y en
esa tierra fría y árida se pone en práctica esa arte admirable del
Sembrador Divino que hace posible las más admirables y bellas primaveras.
Es entonces el corazón del hombre un pequeño jardín
en medio del infierno de las grandes ciudades que el mismo ha de cultivar y
cuidar donde ha de sembrar esos grandes valores que parte de un respeto
absoluto a toda forma de vida, donde florece la alegría por la vida y se logran
los frutos de paz, justicia, verdad y libertad, la humanización de las ciudades
y del pensamiento científico, nuevos principios morales y éticos, una nueva
visión antropológica en las frías, sociedades
ácidas y tóxicas del primer mundo.
Juan
Ángel Peña Enríquez
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