EL ARTE MEXICANO REVOLUCIONARIO
ANTE EL MUNDO DE LA INFORMACIÓN Y
COMUNICACIÓN
EL HOMBRE DE FUEGO
Y EL LLANO EN LLAMAS
El Hombre de Fuego como imagen antropológica de la cultura mexicana a
inicios de la primavera, el sol intenso, el viento y el polvo que hace palpitar
los desiertos, en ese tiempo los pastizales están secos y es común grandes
incendio, el Llano en Llamas de Juan Rulfo el escritor de nuestra tierra, de las tierras flacas, de las
mujeres enlutadas, de la agonía del hombre que se lleva a cuestas sin oír
ladrar los perros, los lenguajes de las campanas que es la voz de los pueblos.
Es costumbre de los campesinos mexicanos quemar antes de la siembra y este
lumbre se extiende por los montes, de igual modo las viejas siembras del realismo mágico
literario han dado sus frutos y se han
secado y agotado, es necesario que el fuego prepare el terreno para la siembra
de la nueva palabra, el cultivo del arte de la literatura, las nuevas
primaveras en la era digital.
El milenio, el siglo pasado ha sido consumido por el fuego, solo quedan cenizas y de esas cenizas resurgen los nuevos brotes
primaverales, el fuego ha consumido el realismo mágico de duendes, fantasmas y
muerto, el ensueño y la pesadilla, el ir cargando al moribundo, ese hombre
viejo mexicano que agoniza al final del siglo y añora entre las sombras ver las
luces de un nuevo sol y de una nueva sociedad, la palabra comienza a crear
nuevos mundos. , se disipan los espejismos y las sombras de la noche.
El jardín de la palabra en los campos mexicanos tan atados y encadenados
a su pasado.
La palabra como en el Génesis tiene capacidad crear un nuevo mundo, la
luz es el principio, los bellos destellos del amanecer donde el hombre se
vuelve fuego y pinta y repinta el mundo de colores y hace posible las
Primaveras existenciales en el corazón del hombre, se desprende de fantasmas y
muertos que tratan de abrazarlo y
atraparlo, le quitan su libertad y vida y dejan a aquellos pueblos encadenados
al pasado para caminar sin el peso del moribundo hacia los mundos, sociedades y
ciudades del futuro, el futuro del mexicano no se mira ya reflejado como
espejismo en una bola de cristal del
realismo mágico sino en su capacidad para reconstruir su vida o historia trágica en un camino de esperanza , el
mexicano ha quedado atado a su trágica historia
de los duendes y fantasmas, de magos que son solo ostros de traumas de
conquista y de colonia , esa fuerza liberadora , ese fuego abrazador consumirá
y derretirá los viejos moldes y estructuras, los viejos mundos en ruinas y tenebrosos llanos de sombras y de recuerdos
anudados al pasado, el realismo mágico se ha desquebrajado como bola de cristal que no puede encerrar el futuro, ese
era el espejo donde se miraba el rostro del mexicano y por el que era conocido
en el mundo, es necesario crear nuevos rostros y caras , sabremos y cultivemos
esas nuevas primaveras de la literatura mexicana.
Hagamos una sencilla síntesis de la antropología estética mexicana:
Juan Ángel Peña Enríquez
Para
poder entender la sencilla reflexión que presentamos ahora es necesario conocer
un poco la novela “Pedro Páramo” de Juan Rulfo. Gracias
Partimos para esta reflexión de unos bosquejos de su servidor sobre Pedro
Paramo misma que anexamos , Pedro formado de bloques de piedra, atrás vemos la
figura de Susana y su relación con la Media Luna, vemos arriba la luna y
Andrómeda, el fulgor de las estrellas. En esto vemos un paisaje de la Filosofía
y el Pensamiento Mexicano, la profundidad del corazón, los abismos de las
dictaduras, caciques y tiranos y los espejismos de las
revoluciones.
Recuerdos
de la infancia, de jugar con los papalotes donde el hilo se enreda entre
las manos, ilusiones que mueve el viento, el espíritu de la vida que comienza,
la niñez que siente su pequeñez mirando siempre arriba, hacia el cielo, la
inocencia y la pureza del alma, y esa inocencia se rompe al descender por
una soga o cuerda a las minas abandonadas de Andrómeda, el espacio invertido,
el papalote revoloteando de ilusiones y la cuerda sangrante que lleva hacia la
muerte del ser, Andrómeda ya no es luz y riqueza sino abismo, oscuridad y
muerte, esta inversión del tiempo y el espacio que pierden orden y continuidad,
la pérdida del tiempo y el espacio que alcanza su esplendor con la locura de
Susana, el único amor de Pedro Paramo que no pudo colmar ese deseo de cacique,
dueño absoluto del pueblo, de tierras, de vidas.
En lo
anterior se pinta la filosofía y la psicología mexicana, su ser profundo y su
identidad, cuando el hombre no ama, no siente, no experimenta el amor su vuelve
en el más cruel de los dictadores como Pedro, sin ello mata, acumula, se
enriquece, viola, hace sentir su poder sobre los otros pero por dentro esta
vacio, muerto en vida, si no hay amor no hay vida, porque el amor es la única
razón de la existencia, por ello Susana al perder la razón, la vida se derrumba
como piedras, por ello en Comala reina la muerte, los fantasmas, las ánimas en
pena, si no hay amor no hay vida y por lo tanto no hay tiempo y espacio, orden
y estructura, por ello el papalote se revienta y el fulgor de Andrómeda se
vuelve un pozo oscuro donde se encuentran calaveras.
Todo
hombre tiene dentro de sí un corazón de piedra, un dictador que gobiernan
conforme a los caprichos de sus deseos y pasiones, las mujeres como Doloritos
son cuerpos u objetos que colman solo deseos e intereses, ese es el
dolor y el remordimiento, las culpas que matan el corazón, el
hombre sea cual sea su condición, sexo o edad no puede instrumentalizarse.
Una mala
interpretación de la religión donde pretende dar la gloria o el infierno
a cambio de una cuantas monedas como es el trueque de la muerte del hijo de Pedro
Páramo o la confesión de Susana que pretende arrancarle el Padre Rentería
que no trae sosiego al corazón atormentado.
En todo
lo anterior descubrimos entre luces y penumbras al México al inicio de la
Revolución Mexicana y la Guerra Cristera, un pueblo sin identidad, sin rumbo
inmerso en el torbellino de destrucción de la conquista y la
colonia, esa historia hecha piedra, de extraordinarias ruinas
arqueológicas derrumbadas como Pedro, el fin de una cultura y una civilización
que definían el hombre o la antropología americana.
Decíamos
que a los indígenas no se les permitió por mucho tiempo montar a caballo,
por ello cuando el caballo mata al hijo de Pedro Páramo que es una continuidad
del poder destructor del conquistador lo celebran y nace en ello la Charrería,
al igual se alegran y hacen una fiesta mexicana con la muerte de Susana,
encierra ello los sentimientos o más bien resentimientos históricos
nacionales, la muerte de Fulgor es el anuncio de la Revolución Mexicana, la
rebelión contra esos cacicazgos, la historia de las haciendas y de la vida
rural mexicana que por siglo permaneció más o menos inalterable.
En esta
relación entre Pedro y Susana se define en parte la teoría del macho mexicano y
la historia trágica de la mujer mexicana, el odio de la mujer contra el hombre
que la domina, este modelo es inoperante ante la llegada de la Revolución y
Liberación Femenina impulsada por Inglaterra y los Estados Unidos y dada la
cercanía con este último impacta fuertemente sobre la cultura mexicana,
los nuevos roles de la mujer en las sociedades de ahora en que se van formando
no matriarcados sino femenicracias que tienden más a una masculinización de la
mujer, a la negación de la propia maternidad, de los hijos y del hogar, el
destierro de todo sentimiento de delicadeza, ternura, elegancia, cortejo y
amorío, amar en una sociedad competitiva es mostrar debilidad y ternura,
unidad y solidaridad y eso es inaceptable en los intereses del mercado donde el
hombre es tan solo una mercancía, eso es volver a la mujer sufrida que
por siglos y milenios h a sido explotada y maltratada por el hombre.
La
Revolución Mexicana se presenta como un tilcuate, como una serpiente, los mismo
que el calendario azteca que está envuelto en dos serpientes, el tiempo
es cíclico conforme a los fenómenos celestes que rigen la vida en la tierra
entre ellas la del propio hombre, por ello en el Centenario de la Revolución
Mexicana se recicla el tiempo y la historia y se sale con ello de un
circulo vicioso y trágico como la misma novela de Juan Rulfo, esto define la
identidad y el ser del mexicano, los principios de su esencia y
desarrollo , el pasado y el futuro, la visión trágica de un pueblo sin otro fin
y esperanza que la destrucción y la muerte y esto lleva a la apatía e indiferencia
ante los poderes que oprimen , la inutilidad de las luchas y las revoluciones,
por ello el arte se plantea como liberación y revolución, la Palabra como orden
y creación, luz y vida, como estructura orgánica y no como un montón de
piedras que se desmoronan al final.
Esta
visión trágica de la mexicanidad acentuada por la literatura del llamado
realismo mágico ha hecho un profundo daño y hemos de romper y derribar esos
esquemas, sepultar esas visiones.
Muy
bien, el lenguaje que hemos utilizado en los párrafos anteriores es una
respuesta a la Revolución de la Información y Comunicación, a lo revelado por
Snowden donde se constituyen los nuevos poderes, el nuevo orden mundial
globalizado, el espionaje sistemático sobre todo hombre, en el lenguaje
anterior que está cifrado conforme a los lenguajes literarios por lo mismo no
puede ser descodificado por los procesadores y ordenadores automáticos, ese es
el sentido revolucionario de los lenguajes de las artes, por ello se busca la
destrucción del arte porque son escuelas de la libertad, verdaderas escuelas de
rebelión , de la creatividad y constructores del mañana donde se reafirma la
propia individualidad ante las millones de mercancías producidas en serie por
la industria, el arte es una confirmación del ser y la identidad individual
única y original pero ligada a su proceso histórico nacional, de otra forma se
pierde en los abismos de la individualidad, el arte, historia y nación, el arte
con su lenguaje se adentra a los simbolismos, no a la lógica
estructural como base de los circuitos electrónicos.
La Era o
Revolución de la Información y Comunicación deberían de enriquecer
extraordinariamente el uso de la palabra y del lenguaje del hombre, tener
nuevas épocas de oro de la literatura mundial y sin embargo no es así , por
ello el Arte de la Palabra en la Filosofía Mexicana del internet y
telefonía celular es una tarea fundamental y estratégica de otro modo nos
perdemos en estos espectaculares mundos virtuales ahogados en los grandes basureros
de la sociedad de consumo informáticos, la basura electrónica.
Guadalajara, según dicen tiene la Feria Internacional más grande e importante
de habla hispana superada tan solo por la de Frankfort en Alemania, sin
embargo no ha gestado nuevas épocas de la literatura mexicana, por cierto en
esta feria que ha tenido más a una feria mercantil ha sido desterrado Juan
Rulfo.
Estamos celebrando el Bicentenario de la Independencia ay Centenario de la
Revolución Mexicana, hemos de impulsar una Revolución del Pensamiento Mexicano,
la ideologización de su propia historia como base de su reflexión filosófica,
la historia como uno de los grandes tesoros que definen con firmeza
esencia e identidad y nos proyectan por lo mismo hacia un futuro
real no a mundos y realidades virtuales, esta revolución del pensamiento
tiene como objetivo central la refundación ideológica y doctrinaria de las
Universidades en México, de la Universidad de Guadalajara, los nuevos modelos
de educación ante las nuevas tecnologías de la información y comunicación, las
nuevas escuelas históricas, antropológicas y filosóficas mexicanas, a su vez
las nuevas teologías teniendo el primer Papa Latinoamericano, esa es nuestra
misión y nuestra responsabilidad, sin duda una tarea fascinante.
Juan Ángel Peña Enríquez
FIN DE LOS MAGOS Y FANTASMAS
DEL ARTE MEXICANO
Dentro de la Teoría del Arte Mexicano hemos visto la Obra
Colunga y Bustamante que tienen por fuente de su inspiración la magia, el
circo, los duendes y fantasmas para crear mundos mágicos y fantásticos
que resultan a veces difícil entender y explicar para ellos mismos con
palabras, la Obra de Juan Rulfo y su novela “Pedro Paramo” nos ayuda a
entender lo anterior con mayor profundidad, aunque muestra en sí
mismo una contradicción como los fantasmas que suben la escalera buscando la
razón, es decir es complejo explicar fantasmas y muertos que platican con los
vivos y es ahí su truco y su fascinación compleja , el miedo como instrumento
didáctico en la formación infantil oscura de la conciencia y de la razón
del hombre.
Pedro Páramo, el Pueblo de Comala es también un pueblo
fantasma, abandonado y en ruinas, en sus calles y sus paredes se oyen lamentos,
murmullos, gritos y quejidos de hombres muertos, la conversación de
difunto o finados , duendes y fantasmas que habitan en las viejas haciendas
mexicanas, la agonía de hombres, pueblos y haciendas del mundo rural de
México a principios de 1900.
Estas imágenes de pueblos fantasmas las vimos unas
décadas después en toda su crudeza tanto por la Revolución Mexicana
como por las grandes emigraciones del campo a la ciudad, entonces quedan tapias
viejas, caminos abandonado, cocina y jacales en ruinas, puertas y
ventanas donde entra el viento y el polvo dibujando fantasmas y se
saludan con susurros las ánimas en pena, es la memoria, los recuerdos
rurales que tanto marcaron el ser del mexicano.
En esos caminos abandonados se escuchan aún los pasos de los
caballos, los gritos y chiflidos de los arrieros, las conversaciones en los
mesones, el cruce de los correcaminos, el ir y venir de los muertos, es la
historia que surge de los rincones que reproduce el eco continuo atrapado
en las paredes y que el viento reproduce en los labios de nuestros abuelos
entre suspiros cada vez más débiles , polvo y neblina, oscuridad y muerte,
pasión de amor en cementerios, muertos en vida que viven la soledad y el
infierno condenados por sus propias culpas.
Así como vemos en Colunga y Bustamante los magos, el circo, los
fantasmas y duendes que recuerdan su infancia así vemos en Rulfo la infancia de
la sociedad rural mexicana , de las ruinas de las haciendas al comienzo
de la Revolución.
Decíamos en páginas anteriores que con motivo del Bicentenario de
la Independencia y centenario de la Revolución Mexicana deberíamos
de dar el paso a nuevas Escuelas Históricas, a nuevas interpretaciones
históricas y que es notorio como dice el Ilustre Ideólogo de Huentitán la
falta de historiadores que den un rumbo más luminoso a nuestro
proceso histórico, quizá por ello la Novela en Jalisco ha tomado el lugar de
los historiadores, lo cual no es del todo correcto, ya que la historia se vuelve
novelesca como lo vemos en: “Los de Abajo” de Mariano Azuela o bien en “Pedro
Paramo” de Juan Rulfo, en ésta última se trata de representar la Revolución
Mexicana como la luz que disipa a los duendes y fantasmas, los poderes de la
oscuridad y el mal representado en el hacendado como lo era Pedro Paramo
que se adueñó de tierras y de vidas, entonces la Revolución es como el
amanecer que renueva al hombre y a los pueblos, aunque ésta costo más de
un millones de vida. A grandes rasgos se ilustran a los pueblos rurales
mexicanos abandonados y quedando pueblos y mundos fantasmas cuyas ánimas
envueltas en polvo y rebozos emigran por los caminos de arrieros
para nunca más regresar y han dado paso a las grandes ciudades donde hay
otros mundos, otros fantasmas, magos y duendes con su cultura de la
violencia y de la muerte, de la soledad y nuevas formas de terror que
atemorizan y espantan el corazón de los hombres, el miedo como forma de
educación y de gobierno.
Ante estos jubileos históricos de la Independencia y la
Revolución Mexicana, del inicio del nuevo milenio y siglo, hace ver el tiempo
del siglo pasado de la forma en que lo pinta Rulfo: en ruinas y
destrucción habitados por lagartijas, polvo y telarañas en que quedan
atrapados los fantasmas en los rincones de nuestra memoria, para salir de ese
mundo hemos de abordar los trenes o fogoneros del delirio de Colunga o
montar las sirenas y duendes de Bustamante que nos llevarán a un futuro
incierto, por ello la Crítica del Arte y la Crítica de la Historia hace
que el arte pierda su encanto, su magia y sus hechizos, tiembla y se caen las
vigas del teatro y sus máscaras, entramos hacia un nuevo concepto
del arte cuando la neblina y el polvo llevados por el viento corretea los
duendes y fantasmas, se pierde el poder de la varita del mago para transformar
las cosas y queda entonces el mundo quieto y en silencio, el arte ha perdido su
fascinación, la vida del hombre se hunde en la monotonía, el arte era una
negación y falsificación de la realidad, sombras que sofocaban el
entendimiento y la razón y hacían posible el imperio de los magos y de los
fantasmas que se burlaban con gritos descarados de la razón, gobernaban con el
miedo, la ignorancia, la superstición y se hermanaban y justificaban con
otras tantas formas de magias y de ciencias oscuras y ocultas.
Adentrémonos a nuevas épocas del arte, de la literatura que
se presentan en estos tiempos como las primaveras, esa capacidad para renovar y
reconstruir lo viejo, para dar luz y color a los rincones oscuros del hombre,
esperanza y fuerza a su corazón, alegría y vida en lugar de sombras y de
muerte, se disipa con este sol primaveral las sombras y la niebla de los
magos y duendes, de los pueblos habitados por fantasmas que platican entre
lamentos su propia muerte y se pierden como eco en los nuevos campos históricos
donde brotan los nuevos verdores de la primavera, renacimiento y
reconstrucción de Guadalajara: La Nueva Guadalajara, las nuevas tendencias del
arte moderna y contemporánea.
Juan Ángel Peña Enríquez
EL HOMBRE DE BARRO
Y EL HOMBRE DE FUEGO
Un río dividía a Guadalajara,
dos mundos que solo se cruzaban con puentes o barcas, del poniente el
conquistador envuelto en armaduras de fierro, del oriente el Reino Indígena de
Tonalá, hacia el poniente el arte y las modas europeas de los catrines,
de los afrancesaos, de los de tacuche y por donde sale el sol las artes y
costumbres prehispánicas, la de los pelados, la de los jarritos
baratos.
La cultura indígena por siglos
destruida, quemada, perseguida, condenada al fuego por superstición, magia,
idolatría, fanatismo, le envuelve la tragedia y el fatalismo como a
Comala de Juan Rulfo, el arte mexicana sin esperanza en su lucha silenciosa por
sobrevivir y escapar del terrible holocausto histórico, los
infiernos de una conquista continuamente reciclada y actualizada.
El arte que estamos tratando
está del otro lado del río, cruzando la calzada que separa a vivos y muertos,
pobres y ricos, buenos y malos, cuerpo y espíritu, en el Hospicio de los pobres
está Orozco, en San Juan de Dios Colunga y en Tlaquepaque Bustamante, el Arte
de Tonalá que arrulló en sus brazos a la Guadalajara cuando aún no podía hablar
ni caminar, Tonalá, oriente de Guadalajara, tierra de los olvidados, de los
fantasmas, de los que no tienen nombre, ni rostro ni historia, mundos perdidos,
ahogados en las grandes ciudades, es buscar entre ruinas, sumirse en el
infierno en la búsqueda de un origen y una identidad del mexicano
buscando la paternidad de Pedro Paramo, la sombra del conquistador y cacique,
la genealogía perdida de pueblos y hombres que desconocen su origen, su
identidad y su herencia ante la violación y la destrucción del dominio o
conquista, la búsqueda del hombre de sí mismo.
Buscar al Hombre de
Barro, es escarbar hondo en el suelo, quitar el jal y las piedras, cavar una
tumba, descender al inframundo , sepultarse, morir y volver a ser tierra y
polvo, nada, y entonces tener la capacidad de volverse a crear, al
encontrar las vetas del barro que han dado origen al Paraíso de las Artes
Tonaltecas en donde se forman hombres y animales, un barro negro como la noche,
ahí, en ese hueco se oye el eco de las palabras como murmullos de
muertos, finados que conversan entre palabras entrecortadas su historia, son
siluetas que parecen hombres, sin despegarse, como una sola plasta se unen
hombres y animas, y en las manos artesanales aparecen y desaparecen en el
barro plástico como truco mágico de Colunga , la literatura, la novela le da
formas a cada una de ellos , a veces de forma grotesca, apenas siluetas, sin
corazón y sin espíritu, podemos observar que todos en la novela de Pedro Paramo
no tienen ellos ningún sentimiento humano bueno, la más mínima expresión de luz
o bondad, no tienen en la cavidad de sus ojos destellos de esperanza y vida,
sino solo oscuridad y muerte, solo crueldad, resentimientos, odio y soledad ,
ruinas, piedras caídas, tumbas, polvo y sombras, es un hombre terreno que se
hunde en el lodo y en el fango, se revuelca en sus terribles pasiones y
muere ahogados en sus propios resuellos, no hay gloria ni
cielo sino solo ánimas en pena que sufren eternamente, la literatura, el
arte de la novela se vuelve antropológica , se crea como el barro los
personajes, con la palabra se les da aliento de vida, pero como hombres
de barro están sepultados, bajo tierra, en el mundo de los muerto, por eso los
personajes de Rulfo en Pedro Paramo no tienen vida, son sombras o fantasmas,
apariciones, ánimas duendes, ensueños, magos, encantadores, brujos y con Susana
se llega a la misma región de la locura, se pierde la vida y la razón, los
muertos vivientes que sepultan a sus muertos.
En esto se crea y pinta
la propia Arte Mexicana, la tragedia y fatalismo de la cultura
prehispánica asediada por un mundo de amenazas, de conquistas, de
deformación y destrucción y que explican la propia pobreza de los pueblos
mexicanos que son abandonados y quedan pueblos fantasmas, de este barro
hemos de crear nuevas antropologías mexicanas pos modernas.
Vemos entonces en el arte de
Jalisco al Hombre de Barro sepultado bajo la tierra, confundido con la
tierra y por otra vemos al Hombre de Fuego, no en el suelo sino en el
firmamento alumbrando, podemos concluir entonces que el arte es luz, calor y
vida, el hombre está hecho para la luz del día, cae la noche y el hombre duerme
o muere, la muerte está prefigurada en el dormir, en el acostarse en la
oscuridad y el silencio, entonces se desatan los sueños, los delirios y las
pesadillas, en el silencio nocturno bajo la media luna los ojos se
sienten inútiles y se agudiza con mayor fuerza el sentido del oído que percibe
la monotonía del grillo, del tecolote y sobre todo los susurros, murmullos,
quejidos y lamentos, en ese silencio se escucha el ruido del viento que mueve
los arboles y la ropa tendida, es la hora de los muertos que surgen o se
esconden con capas, mantos y rebozos de sombras.
En esta oscuridad o desnudez
hay una relación entre el morir y la sexualidad del hombre de barro, el arte de
moldear los cuerpos de barro, amasar y fundir para dar vida al
hombre en el seno, quejidos y respiración entrecorta que es la violencia
sexual o la pasión desbordada hasta el incesto y la locura en Pedro
Paramo que teje y amarra con ecos y murmullos nocturnos y sexuales toda su
novela, si la noche es la hora de los enamorados y la sexualidad entonces se ha
de hablar despacio, casi con el aliento para no despertar a los otros, ahogar y
callar, morir y dormir.
El hombre todos los días
experimenta ese dormir o morir, adentrarse al mundo de los sueños, luz y
oscuridad, vida y muerte, el bien y el mal, si domina la oscuridad el hombre
vive oculto, sepultado, atormentado por sus propias culpas, el Hombre de
Fuego es un Hombre Cósmico, celeste, espiritual, en esto hay una relación entre
el fuego y el viento, al fuego se le sopla para que arda, la palabra es fuego,
lenguas de fuego que aquilatan al hombre de barro, el fuego no como tormento
infernal de Comala sino como fuego purificador, barro y fuego, tierra y cielo,
el hombre terreno y el hombre celeste, el hombre carnal y el hombre espiritual,
el hombre espiritual no es un duende o un fantasma, un mago o un espiritista,
bajo este fuego, bajo esa luz clarifiquemos y aquilatemos la noble misión del
arte mexicano pos moderno, la Antropología Estética Mexicana mediante la
crítica o fuego de la palabra, la crítica es entonces luz que alumbra aún la
Media Luna que cuelga en el cielo estrellado como un globo y por cuyo hilo
como papalotes descienden los duendes y los magos de Bustamante, recuerdos de
Pedro y de Susana (La única parte de la novela en que hay amor, vida, luz
y razón y se ven niños aunque como recuerdo, sin embargo debido al magistral
estilo de Rulfo: ¿Podrá distinguirse entre recuerdo y el ahora, entre sueño y
realidad o vida y muerte, pasado o futuro?)cuando los envolvía el recuerdo
infantil de la inocencia, el paraíso, antes de que Comala se volviera infierno,
los soles de Tonalá que con bigotes y sombrero pinta con su paleta la historia
de los hombres, la fuerza y el color del arte mexicano, el Hombre de Fuego que
es patrimonio cultural de la humanidad y que pide la presencia misma de
los filósofos y antropólogos mexicanos en el mundo moderno y contemporáneo, el
arte universal, como un Renacimiento del Arte en este nuevo milenio y
siglo, es entonces un nuevo amanecer, se han borrado como la neblina de la
noche los duendes y los fantasmas.
Juan Ángel Peña Enríquez
domingo, 30 de septiembre
de 2012
PSICOLOGÍA Y FILOSOFÍA
DE LOS PROVOCADORES DE SUEÑOS
MEXICANOS
Pareciera
en un principio muy fácil tratar de entender según la psicología clásica y
tradicional de Freud y Fromm la novela de Pedro Páramo de Juan Rulfo como si se
tratara de una receta de cocina y llenar tan solo un formulario, siendo la
novela un diálogo de muertos, difuntos, aparecidos y fantasmas sin otra
esperanza que la muerte y el infierno se vería entonces como la máxima
expresión de la necrofilia y todas sus implicaciones psicológicas de sobra
conocidos, lo cual sería una injusta y gravísima equivocación.
La
muerte en México no es una expresión de una patología individual sino que
representa ante todo un patrimonio cultural, es la Catrina que anda
elegantemente vestida, trae instrumentos musicales de Mariachi, toma tequila,
se emborracha, canta y baila el jarabe tapatío, se duerme en su catre y
sueña con la vida. En Tonalá la catrina de barro se pinta de muchas flores y
trae una corona de cempasúchil, es una rica herencia prehispánica que ilustra
de forma viva y colorida la visión sobre la muerte de los mexicanos que
nada tiene que ver con la frivolidad de la muerte de otras culturas del viejo
mundo, por lo tanto no se podrían aplicar los principios de la psicología
europea.
Acá en
Jalisco vemos la presencia de la psicología mexicana en Inocencio (de inocente
solo tiene el nombre) que es un amansador de animales y de voluntades, mientras
el patrón duerme , por sobre nombre el Saltaperico según la novela,
que es ante todo un provocador de sueños que desnudo, sobando y con
escupitajos pulsaba y daba calor al cuerpo, sobre todo de las mujeres que
sumidas en la inconsciencia de los sueños provocados las hipnotizaba o
hacía caer en trance adivinándoles el futuro como los gitanos, vemos entonces
el “provocador de sueños” “la inconsciencia y el delirio del paciente” “el
encanto o hipnotismo” “desnudo”, etc. una arte mexicana de entender los
sufrimientos y las culpas y formas domésticas e ingeniosas de sanarlas,
la psicología popular mexicana, fuente también del arte del erotismo
mexicano, mejor conocidos como los pelados, dadores de consejos de no
arrejuntarse cuando la luna esta brava.
En
esta psicología popular mexicana vemos en Pedro Páramo la relación entre
Bartolomé y su hija Susana, está última sostenida por una cuerda
desciende a un pozo oscuro en las minas abandonadas de Andrómeda, el cielo y
las estrellas se transforman en un agujero, pozo o abismo, mejor dicho tumba,
se pierde la luz y se encuentra una calavera, el incesto, la culpa y el
inframundo que termina en la locura, es descender a los abismos del
inconsciente según la psicología clásica de Freud o los abismos del corazón de
Fromm, pero acá no sanado por la interpretación del sueño sino por el
provocador de sueños, por el encanto de la palabra de la literatura mexicana
según expresa el Ilustre Ideólogo de Huentitán.
El tema
es muy extenso, solo hemos de agregar que ese silencio, murmullos, quejido,
susurros , como el tartamudo que le anuncia la muerte de Fulgor a Don Pedro, es
la infancia y esplendor de la literatura mexicana, de la formación
mediante la palabra del hombre de barro sumido entre el polvo, el barro y las
profundidades de las minas, del corazón o inconsciente, ese silencio o
murmullos luego reventará en el canto y los sones del Mariachi, el silencio se
envuelve en uno de los patrimonios culturales de la humanidad como lo es
el Mariachi, el Hombre de Fuego y la misma cocina mexicana, todo ello lleno
de color y vida, la noche y la muerte se han disipado.
Tras de
todas estas sombras, ruinas y destrucción veríamos el existencialismo
filosófico mexicano, la preocupación por la vida y la muerte, el principio y el
fin de uno mismo que se inicia como la misma búsqueda de Juan Preciado hacia un
pasado histórico destruido como lo es México, su cultura prehispánica
asediada, ahogada por la tragedia y el fatalismo.
Juan
Ángel Peña Enríquez
A la muerte de
Susana que es cuando se nota el silencio
y los sollozos suenan las campanas en Comala por tres días y tan fuerte que sus
habitantes quedan sordos, tal estruendo
de la campanas llama a gente de otros lados, en esto vemos la diferencia
entre Juan Rulfo y Agustín Yáñez, para Yáñez las campanas es un lenguaje
maravilloso en que se entienden los pueblos y trasmiten tantos mensajes y
sentimientos, para Rulfo es el despertar de los muertos a la alegría y a la
fiesta, la muerte es una burla de los pobres para los ricos, una venganza que
los ricos y sus tiranos sufren y lloran, ese es el significado de la catrina y
su simbolismo alegre y colorido , el pobre explotado se ve confortado cuando ve
que su patrón pierde o muere lo que aprecia porque sabe que la muerte no puede
ser comprada por sus monedas y por su
oro, es cobrarse tantos ultrajes y atropellos, por eso hacen una fiesta en
Comala ante el coraje del cacique que promete matar de hambre a Comala en
venganza por no guardar silencio y luto por la muerte de su único amor cuando
él mismo ha destinado a un pueblo entero a la muerte y a los ecos de sus
fantasmas , llega la fiesta a Comala,
música, serenata, gallos, sillas voladoras, lotería y un circo con todo los
personajes de Colunga: payasos y magos que hacen un mitote y fandango por la
muerte.
Sobre el caballo que mata al patrón, los
indígenas después de la guerra de Independencia y de la Revolución Mexicana lo
toman como una conquista, es apropiarse de aquello que tanto le negaron y le
causaba tanto asombro, en ello están los orígenes de la Charrería, del Charro,
Inocencio, que en realidad es sumamente
astuto mejor conocido por Saltaperico
que es bueno para dar brincos y quizá lo de lo perico es por su arte
para encantar con sus palabras es un amansador de potrillos, de caballos,
apropiarse de la voluntad del caballo mediante la rienda, el quitarle al
conquistador español el instrumento de su poder y acortar las distancias de sus
dominios y tierras, la Charrería y el Charro es una venganza como la fiesta o
feria por la muerte de Susana, es burlarse y cobrarse el dolor de la conquista
lograda gracias al caballo, por eso la continuidad del poder de Pedro Paramo es
rota por el caballo, el caballo mata a
su heredero y entonces no tiene sentido
los títulos de propiedad ni los limites de los potreros por quien ahorco a sus
vecinos sin darles el derecho al pataleo.
Inocencio Saltaperico es domador de caballos
y abusa de la esposa del patrón en su
misma luna de miel en la Media Luna porque la luna está brava, al hijo
lo mata el caballo, quiere decir que no era bueno para brincar las cercas y las
trancas de sus amores cobijado por la luna y la neblina, el Saltaperico
prefigura al Charro que doma o domina el caballo, es el Charro erótico
provocador de sueños que toma su figura plena en los sones del Mariachi,
el Mariachi que es patrimonio cultural de la humanidad, el Hombre de Fuego ha
tomado la forma de una Charro-Mariachi y
precisamente a un lado del Hombre de Fuego está la Plaza de los Mariachis pero
ya no están los caballos sino solo se escucha el ánima del caballo de Miguel
Páramo, la historia vuelve a reciclarse, las armaduras, herraduras y espadas de
conquista toman otras formas, son las esculturas a las que nos hemos referido.
Siendo el Mariachi y el Hombre de Fuego
patrimonio cultural de la Humanidad hemos de fundamentar su esencia, su
identidad y su significado de estos símbolos que dan identidad a México ante el
mundo y en la que Jalisco ha contribuido extraordinariamente, la
internacionalización de la cultura mexicana.
Juan Ángel
Peña
Para concluir y ver las artes y mañas de los
pelados y los provocadores de sueños como Inocencio vemos esta arte de pulsear
y dar calor de la psicología popular mexicana, de hipnotizar y llevar al trance como lo hacía Freud, es
sobar y dar calentura como la de los volcanes pero ahora frotando y tallando
manos, miembros y cuerpos , no interpretar el sueño sino provocarlos, en
la gravedad del incesto entre Bartolomé y su hija Susana simulan también una
muerte al descender a un pozo donde se va perdiendo la luz, ella aún niña está sostenida y atada por una cuerda o
reata que la hace sangrar, en el fondo se encuentra una calavera, la muerte del
mal, el Charro no es pues un interpretador de sueños sino un provocador de
sueños y con su reata desciende a los
abismos del corazón del hombre donde habita la oscuridad y la muerte, esta
psicología del nuevo mundo nada tiene que ver con la psicología y filosofía del
viejo mundo, más para Dios dueño del mundo y de los hombres , éste es uno solo.
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