Para que podamos tener el florecimiento de la
teología Americana, para poder decir
América se necesita resolver teológicamente el abismo entre ricos y pobres del
norte y la pobreza del sur, la injusticia
y la explotación, derribar mitos y falacias, la felicidad hueca y fría del imperialismo, los ídolos de la
sociedad neoliberal, por tal razón hemos de perder el miedo de hablar de
Estados Unidos y dejarlo de ver también como la causa de todos nuestros males, teológicamente ante Dios todos somos
iguales, la igualdad del hombre americano sin la diferencia del norte y el sur.
Un concepto merece atención especial: la libertad,
la libertad como símbolo de los Estados Unido, debemos ver los alances y
profundidad de esta palabra, la libertad en la era digital, la libertad de
expresión cuestionada por Snowden, la estatua de la libertad como lumbrera que
ilumina esa tierra del norte pero también como un falso ídolo que ha destruido
naciones y pueblos y al mismo hombre.
La libertad y la teología de la liberación ya
analizada por algunos teólogos americanos, la visita del Papa Francisco
programada para este año debería
reavivar o sembrar esos teólogos de los
Estados Unidos que cambien la visión de Latinoamérica, que vean, señalen y
denuncien sus éxitos y sus excesos, las esperanzas y frustraciones, los fracasos
de la sociedad norteamericana pues se nos presenta como la sociedad feliz y
perfecta cuando no es así, tiene tal sociedad
en sí misma gravísimas contradicciones
que atentan contra la dignidad y el derecho del hombre , entre ella la
falsa relación hiriente e injusta con Latinoamérica, según ellos basada en una supe
sociedad, ante esto se han de responder: ¿ Dónde están el orgullo y el poder de
los grandes imperios que han existido en el mundo? ¿Dónde están las grandes
civilizaciones que decían que eran dueños de la tierra que construyeron su
mundo al margen de Dios? duermen en el polvo y el olvido. Sea entonces la visita del Papa de América el inicio
de ese dialogo fraterno y de reconciliación como el que se ha dado con Cuba,
sea también para Latinoamérica el inicio de dar fin al marxismo comunismo que
tanto daño ha hecho en Latinoamérica y es la causa principal de la guerra y la
violencia.
América, el nuevo mundo, no somos entonces
esos pobres mexicanos que les agrada
pintarnos dormidos bajo un nopal, no somos su traspatio, de otro modo les
persigue el infierno como aquella parábola del rico y el pobre Lázaro, el
abismo insuperable entre los ricos y los pobres que trasciende más allá de lo
terreno y es el principio del juicio y la condenación.
Si Latinoamérica ha de definir su relación
con los Estados Unidos ¡Con cuanta mayor razón lo ha de hacer México que somos
sus vecinos!, en esta relación se define los rumbos históricos, sin duda una
carga pesado , por tal razón los teóricos, ideólogos, filósofos y teólogos mexicanos
han de conocer con profundidad la sociedad norteamericana, a corto, mediano y
largo plazo, sus objetivos y tendencia, sus modelos y proyecciones, los
detalles de sus procesos históricos, sus fuerzas y sus debilidades.
La Iglesia para ser fiel y coherente en
América ha de resolver esa cuestión de diferencia e injusticia, de riqueza y
pobreza, la Doctrina Social ha de responder a ese clamor por un trato más justo,
será muy raro sin embargo encontrar teólogos
y filósofos norteamericanos, ellos sumidos en el confort y la comodidad
, las ideas poco importan, lo que interesa es el objeto industrial y comercial,
lo práctico, lo pragmático, pensar en ello es amenazar ese mundo feliz de
Disneylandia y Hollywood, romper con el encanto del país encantado y
maravilloso, en lo anterior hay gravísimas equivocaciones y ficciones.
La Doctrina Social ha de resolver esa
desigualdad entre la riqueza de Estados Unidos, de su progreso y desarrollo y
el subdesarrollo de Latinoamérica, es aes prioridad teológica, de otro modo se
plantea tan solo una teología recreativa, una teología de esparcimiento, una
distracción y hasta una verdadero obstáculo a la fidelidad teológica, el hombre
se vuelve un objeto de estudio, en una teología deshumaniza y sin ningún
compromiso social, racional y estructural pero nunca con una misión de justicia
hacia las clases más marginadas y olvidadas, a los rostros sufrientes, no tiene
ningún compromiso con el hombre y con las miles de especies en grave peligro de
extinción.
Debemos ver también esta relación que da fin al centralismo teológico europeo
con el Papa Francisco y la Reforma de la Curia Romana que está gravemente
enferma, la diferencia entre la Teología y Filosofía de Europa y la Filosofía y
Teología de América que debe de ser cada vez más valiente y atrevida hasta
logra plena independencia de Europa, esa fría teología europea que busca lo
absoluto y abstracto, que si los ángeles tienen alas, del origen y naturaleza
de Dios, el cielo y el infierno, la razón el conocimiento y el juicio y se
olvidan del hombre y su sufrimiento, de la sociedad explotada, de los indígenas
y campesinos, la Doctrina Social de la Iglesia ha de fundamentar esa Teología
Americana de alma y corazón comprometida con el sufrimiento del hombre, la unidad
y la solidaridad de los que sufren, la situación de la tierra de plantas y
animales, los atentados contra el derecho y la dignidad del hombre , la
situación de la pobreza en Latinoamérica y la riqueza y opulencia de los
Estados Unidos, he ahí la cuestión y la solución del conflicto, en la visita
del Papa Francisco hemos de reflexionar cuidadosamente sobre todo esto.
Juan Ángel Peña Enríquez
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